Reflexión tras el apagón: valorar lo que de verdad importa

El histórico apagón que ha afectado este lunes a la península ibérica y buena parte de Europa nos ha dejado no solo sin electricidad, sino también ante un espejo que refleja nuestra fragilidad como sociedad
apagón pero no en el campo
photo_camera apagón pero no en el campo

La súbita caída de la red eléctrica, que colapsó servicios básicos y sumió a ciudades enteras en la incomunicación, plantea una pregunta urgente: ¿sabemos valorar lo que tenemos?

Durante horas, hospitales, supermercados, estaciones de tren y servicios de emergencia pusieron a prueba sus protocolos de seguridad. Afortunadamente, la respuesta fue rápida y ordenada en la mayoría de los casos, pero el sobresalto fue general. El apagón nos mostró que el bienestar del que disfrutamos cada día es, en realidad, más vulnerable de lo que creemos.
 Acostumbrados a señalar culpables cuando algo falla, olvidamos reconocer la importancia de contar con agua corriente, electricidad, alimentos o comunicaciones disponibles en todo momento. Servicios básicos que, en otras latitudes, son un lujo inalcanzable. Millones de personas en África o en zonas de conflicto bélico conviven diariamente sin acceso seguro a estos elementos esenciales, y sin embargo no se genera el mismo clamor que ahora.

La pandemia del COVID-19 ya nos dio una primera lección: la vida sencilla, sin lujos excesivos, debe ser más valorada. Sin embargo, parece que poco aprendimos. Cada crisis nos recuerda que la resiliencia humana depende menos de la abundancia y más de nuestra capacidad de adaptarnos y de entender qué es realmente imprescindible.

Quizá el futuro pase por replantearnos nuestras prioridades: aprender a vivir con menos, sin perder calidad de vida. Prepararnos mínimamente para situaciones de emergencia, como tener a mano velas, camping gas o conocimientos básicos de supervivencia. No por miedo, sino por sentido común. Seguro que todos buscaremos las velas, compraremos lo esencial para tenerlo en la despensa a partir de ahora, pero también es seguro que en breve lo olvidaremos y tendremos que repensar en otra ocasión el porqué y el porqué no hicimos lo que debíamos.

El hombre y la mujer es y son los únicos animales que caen varias veces en la misma piedra. Será culpa del factor humano, o de Pedro Sánchez? quizá de Putin? del ciber espacio de este mundo que nos ha tocado vivir, lo que está claro es que el apagón nos deja una enseñanza que no deberíamos olvidar cuando todo vuelva a la normalidad: valorar lo que hoy damos por sentado, porque mañana podría no estar. La naturaleza y la vida misma nos lo recuerdan con cada sacudida.

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