Cada 23 de marzo se celebra el Día Meteorológico Mundial, una fecha que rememora la entrada en vigor, en 1950, del Convenio que dio origen a la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Este día tiene como propósito reconocer el trabajo fundamental de los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales, quienes son clave para la protección de la sociedad al proporcionar información crucial para prevenir desastres naturales, gestionar recursos hídricos y garantizar la seguridad pública.
Para 2025, el lema del Día Meteorológico Mundial es “Cerrando juntos la brecha de la alerta temprana”, una invitación a mejorar la capacidad de reacción ante fenómenos climáticos extremos. La colaboración entre los sectores público y privado resulta esencial para crear sistemas de alerta más inclusivos y eficaces, que permitan a las comunidades anticipar y reducir los impactos de eventos como tormentas, olas de calor o huracanes.
El año 2024 fue el más cálido registrado hasta la fecha, lo que contribuyó a la intensificación de fenómenos climáticos severos. Un ejemplo claro de esto ocurrió en octubre, cuando una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) causó graves inundaciones en la Comunidad Valenciana, en España. Ante estos eventos extremos, la OMM destacó la urgencia de fortalecer los sistemas de alerta temprana, ya que muchos países aún carecen de infraestructuras adecuadas para hacer frente a tales emergencias.
También se alcanzó un récord en la emisión de alertas meteorológicas. El Instituto Hidrometeorológico de Chequia emitió un total de 369 alertas, la cifra más alta registrada por este organismo, debido a fuertes lluvias y tormentas que provocaron inundaciones repentinas. Estos episodios evidencian la necesidad de mejorar la precisión de las predicciones y fomentar la cooperación internacional para enfrentar estos retos globales.
Este Día Meteorológico Mundial nos recuerda la importancia de la meteorología y la hidrología en la vida cotidiana. Es un momento para reflexionar sobre la relevancia de contar con sistemas de alerta temprana más robustos y sobre la colaboración internacional para gestionar de manera eficaz los riesgos climáticos, especialmente frente al creciente desafío del cambio climático.