Un reciente estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha aportado nuevos avances sobre los efectos de una dieta alta en grasas en el desarrollo de metástasis en el cáncer de mama, específicamente en el tipo triple negativo, uno de los más agresivos y difíciles de tratar. El estudio, dirigido por Héctor Peinado, jefe del Grupo de Microambiente y Metástasis del CNIO, y publicado en la revista Nature Communications, revela cómo la obesidad y el consumo excesivo de grasas pueden alterar el microambiente de los tumores y facilitar la diseminación del cáncer a otros órganos.
El estudio se realizó en ratones con cáncer de mama triple negativo, que desarrollan metástasis en los pulmones. En estos animales, los investigadores descubrieron que una dieta alta en grasas propiciaba la formación de lo que se conoce como nicho premetastásico, un entorno que favorece la llegada de células tumorales a los pulmones. Este nicho, creado por la modificación del órgano de destino antes de la llegada de las células cancerosas, es facilitado por la activación de las plaquetas y un aumento en la capacidad de coagulación sanguínea, lo que prepara un "nido" favorable para el cáncer.
La principal conclusión del estudio es que las plaquetas, al estar ya preactivadas en ratones alimentados con dietas ricas en grasas, forman un escudo alrededor de las células tumorales que impide que el sistema inmune las ataque, favoreciendo la metástasis. Además, la sobreexpresión de la fibronectina (FN), una proteína que facilita la adhesión de las células tumorales a los pulmones, fue un hallazgo clave, ya que este proceso no se observó en los ratones alimentados con una dieta normal.
Para validar los hallazgos en humanos, los investigadores analizaron muestras de sangre de 82 pacientes con cáncer de mama triple negativo. Aunque no se encontró una relación directa entre un mayor índice de masa corporal (IMC) y un mayor riesgo de recaída, sí se observó que las pacientes con mayor actividad de coagulación sanguínea presentaban un mayor riesgo de recaída a cinco años.
El estudio sugiere que la modificación de la dieta podría ser una forma efectiva de reducir la metástasis en los pacientes con cáncer de mama, especialmente en aquellos con un perfil de riesgo elevado. De hecho, los investigadores demostraron que interrumpir una dieta alta en grasas en los ratones resultó en una normalización de la actividad de las plaquetas y en una disminución significativa de las metástasis pulmonares.