domingo. 28.05.2023
Apicultores. Fotografía: Las Obreras de Aliste
Apicultores. Fotografía: Las Obreras de Aliste

El sector apícola, debido a la sequía esta sufriendo un mal año en cuanto a la actividad económica, antes tenían una producción anual de aproximadamente 60 millones de euros, según datos del Ministerio de Agricultura,  juega un papel fundamental en la polinización de los cultivos y el mantenimiento de la biodiversidad.

La cosa está clara, sin lluvia no hay flores, sin flores no hay polen y sin polen no hay abejas.

El deterioro del sector apícola es un efecto más del avance de la crisis climática en España, reflejada en un insecto que se convierte en uno de los principales indicadores de salud de los ecosistemas en los que viven. Un medio natural sin polinizadores es un hábitat enfermo que está condenado sin remedio a la esterilidad.

El año pasado también se sufrieron diversas perdidas, debido a que el verano comenzó en mayo, aunque la Apis mellifera o abeja doméstica es la más conocida, en Europa existen alrededor de 2.000 especies silvestres de este insecto, de las que casi un 10% están amenazadas y, un 40%, en declive, según un informe de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza. Varios estudios científicos han constatado que el número de polinizadores ha disminuido significativamente en todo el mundo, y que esta tendencia se está acelerando también en España, con amenazas como el parásito varroa, la avispa asiática, al abejaruco o los pesticidas utilizados en la agricultura, a lo que se suman ahora los episodios de calor extremo cada vez más frecuentes y la falta de precipitaciones.

Según los datos aportados por el Registro general de explotaciones ganaderas (REGA), España es el principal productor de miel de la Unión Europea, con algo más de 30.000 toneladas recolectadas en 2020. El país cuenta aproximadamente con 3,1 millones de colmenas, de las que casi 2,5 millones pertenecen a apicultores profesionales, que están reconocidos legalmente como los que tienen más de 150 colmenas. El resto de la actividad apícola, más extendida en la zona norte y noroeste de la Península Ibérica, se caracteriza por estar en manos de pequeños apicultores, en muchos casos aficionados.

Aunque la apicultura española tiene que enfrentarse a un enemigo aún más implacable, que lleva años poniendo en peligro su continuidad como actividad económica: la miel procedente de otros países, principalmente de China, cuyos precios son abismalmente más bajos y hacen imposible competir con ella. De hecho, a pesar de la escasa producción del año 2022 derivada de la sequía, con una caída en algunos casos del 70%, la miel de origen español sigue almacenada por toneladas en los almacenes.

La apicultura en España está en peligro ante la falta de lluvia
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