España supera las 85.000 muertos desde el inicio de la pandemia. Con los 138 muertos notificados este martes por Sanidad, 85.066 personas han fallecido con coronavirus en el país.
Son las trágicas cifras publicadas por el Ministerio de Sanidad, si bien son muchos los que cuestionan la veracidad de tal dato. Sólo a nivel mundial, The Economista calcula que la cantidad de fallecidos reales triplica las cifras actuales en un momento en el que el mundo contabiliza 4,5 millones de defunciones relacionadas con la pandemia.
La problemática es común a todo el globo teniendo en cuenta la irrupción hace ya más de año y medio de una enfermedad, hasta el momento desconocida, y que obligó a idear todo un despliegue de detección de la misma que tardó en llegar y provocó problemas de abastecimiento, incluso relacionados con la efectividad de los mismos. Todo ello derivó en falta de pruebas -PCR o test Ag- o por falta de medios -las muertes en países subdesarrollados-, que ha generado una oleada de casos no incluidos en las estadísticas oficiales.
Es lo que se conoce como "exceso de mortalidad", un vacío que se queda sin contabilizar, si bien los expertos estiman que en España es bastante mayor de estos 85.000 casos. El Informe de Mortalidad Momo cifra en más de 100.000 las víctimas mortales derivadas de la Covid desde el estallido de la pandemia, si bien la Universidad Washington lo eleva por encima de los 123.000.
Algunos de estos casos se han podido detectar durante la actual campaña de vacunación, en el caso de personas que, al haber pasado el Covid en sus casas en el momento de mayor saturación de los centros sanitarios, no se les pudo practicar la pertinente prueba y, por lo tanto, no figura en sus historiales médicos que hayan tenido el virus. Estas personas -menores de 65 años según las recomendaciones del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud- sólo deben recibir la primera dosis, si bien los centros les citaban para recibir la segunda pauta al no tener constancia de haber pasado el Covid.
España figura como el país europeo con mayor número de muertes relacionadas con el virus entre mayores de 65 años, siendo el sexto país más afectado en mortalidad -por detrás de Rusia, Reino Unido, Italia y Alemania- y el decimoquinto del mundo, según los datos ofrecidos por Statista.
