jueves. 25.04.2024

El coronavirus ha dejado a los vecinos de Villafáfila sin los espectáculos taurinos por la festividad de San Roque. Solamente la pandemia y sus terribles consecuencias han podido con la afición taurina de un municipio que, en los inicios del siglo XX, se enfrentó en más de una ocasión a las autoridades locales por no contratar novillos. Los episodios de las algaradas taurinas son numerosos. Hubo persecuciones y hasta se llegó a "picar" como al ganado a algún que otro concejal por no atender las peticiones del pueblo.

Uno de los incidentes más destacados data de 1919, año en el que el alcalde decidió no contratar novillos para las fiestas. Huyó de sus vecinos saltando las tapias que rodeaban su casa, pero al día siguiente, un 17 de agosto, los habitantes del municipio terracampino pudieron correr y torear las reses.

La web villafafila.net, de José Luis Domínguez Martínez, y el blog Historias de Villafáfila, del médico Elías Rodríguez, recogen como aquel año, tal y como quedó registrado en el acta del Ayuntamiento, el cacique del Partido Conservador, José Santiago Pérez, apodado "Pepe el Cervato", abajo en la imagen con su esposa Isabel, decidió suprimir los toros del programa de las fiestas patronales.

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 El día de San Roque, 16 de agosto, los vecinos acudieron a la puerta del domicilio del dirigente local exaltados y exigiendo los novillos. "Pepe el Cervato" se vio obligado a saltar las tapias de su casa para huir de aquella masa enardecida. Fue tal el susto que, al día siguiente, el ayuntamiento contrató los novillos y los vecinos tuvieron encierro. Quedó así constituida la fiesta de San Roquito. Por eso, desde entonces, Villafáfila celebra una corrida por el campo la festividad de San Roque, y una lidia al día siguiente, por San Roquito.

Años antes, en 1900, la prensa nacional de la época recogió otra trifulca taurina que acabó en copla. Los periódicos informaron de como algunos vecinos de Villafáfila "confundieron a los concejales con el ganado" y picaron con un rejón al edil Manuel Alonso y a varias personas más.

El incidente se produjo cuando los vecinos quisieron soltar el ganado encerrado que se iba a torear por San Roque. El alcalde de Villafáfila relató el episodio para un periódico de la época: "Los alborotadores, con picas y rejones, se dirigieron a los corrales donde estaba el ganado, con el fin de darle suelta, cosa que consiguieron a pesar de la oposición de concejales y otros vecinos". El peor parado fue el edil Manuel Alonso, que recibió una "picada".

La crónica de aquel suceso pasó a la historia del municipio de Tierra de Campos en forma de coplas: "Armóse en Villafáfila tal lío el Día de San Roque/ que hay quien dice/haber sido de padre y muy señor mío/siendo un edil la víctima infelice"; "Con perdón de aquellos mozos/y con perdón de sus padres/ creo que esos son actos villafáfilabrutales"; "Para torero, el alcalde/ don Sasbas, para piquero/ don Alonso, pone varas/ Luciano, es el puntillero".

 Ya en el siglo XIX hay constancia de los desórdenes que se producían cuando las autoridades decidían suspender los espectáculos taurinos por San Roque. En el libro de actas del Consistorio de 1873, durante la Primera República, y en la sesión celebrada el 8 de agosto, las autoridades locales reflejan la necesidad de destinar una partida a la novillada porque "si el ayuntamiento no la proporciona, como es sabido, se promueven diferentes arrebatos, y se cometen atropellos y desgracias de funestas consecuencias".

A fin de evitar los "disturbios", los asistentes a aquella sesión recuerdan al alcalde que "convendría muy mucho acordar lo conveniente para proporcionar dicha novillada y poder continuar la costumbre tan antigua, cumpliendo de este modo el voto hecho por nuestros antepasados, con lo que se complacerá al vecindario".

Aunque no se puede precisar el origen de los festejos taurinos en este municipio de Tierra de Campos, la tradición popular cuenta que se remontan al tiempo de los Reyes Católicos.

En realidad, las primeras noticias documentales se recogen a mediados del siglo XVI, pero la tradición oral no está desencaminada, pues la presencia de Fernando el Católico en la villa en junio de 1506 mientras negociaba la Concordia de Villafáfila con su yerno el rey Felipe el Hermoso, sobre la sucesión de los reinos de Castilla, es conocida por historiadores y cronistas.

Es muy probable que durante su estancia, que duró una semana, los monarcas fueran obsequiados por parte del concejo con la corrida de algún novillo. De hecho, era habitual recibir a los reyes con suelta y corrida de algún toro, como hizo esos días de junio el Conde de Benavente, don Alonso Pimentel con los jóvenes reyes Felipe y Juana, que eran sus huéspedes en el palacio de La Mota, mientras esperaban la firma de la Concordia. Así lo relata Fernández de Retana, siguiendo al cronista Gómez de Castro.

GALERÍA DE IMÁGENES (cedidas por web villafafila.net)

Villafáfila, el pueblo que se enfrentó a las autoridades por no contratar toros