Contener al COVID-19 en la primera ola, esa fue la premisa, intentar salvar vidas fuera como fuera, los médicos de todo el mundo usaron desde antiinflamatorios y antivirales hasta plasma sanguíneo y células madre. Ahora ver lo que en un principio se adminstró a los enfermos de COVID-19 asusta puesto que los principales fármacos que entonces fueron utilizados como salvación en muchos casos ahora ni siquiera se contemplan como acertados.
A pesar de que la ciencia ya ha ofrecido suficientes pruebas sobre la ineficacia o perjuicio de algunos de ellos está claro que fue de buea fe y con la vista puesta en la vida, ahora los medicamentos no son los mismos ni por asomo, sus efectos secundarios se pagaron entonces y ahora es momento de recordar cuales fueron. En el inicio los que más se recetaron y administraron a los que entonces hicimos de conejos de indias para la demás parte de la población forman parte de una lista acertada de la revista digital Salud con Lupa. No hubo estudios clínicos, no hubo tiempo, todo era experimentar y casi siempre salió bien, menos mal.
Ciertos gobiernos de América Latina insisten en mantener en sus tratamientos oficiales, medicamentos como la hidroxicloroquina o la azitromicina y que según los estudios de decenas de especailistas e incluso de la OMS, ya no deberían aplicarse en los hospitales, sin embargo países como Perú, Brasil o México continúan ofreciéndolos sin atender a las advertencias de la comunidad científica internacional.
En un reportaje especial de Salud con Lupa y con la colaboración de la Fundación Epistemonikos, han analizado la evidencia disponible para algunos de los tratamientos y medicamentos más usados contra el coronavirus. Luego han elaborado una clasificación de siete niveles (desde "altamente efectivo" hasta "la ciencia no lo avala") que describe la utilidad de estas terapias. La clasificación se actualiza cada semana de acuerdo a la nueva evidencia disponible y la consulta de especialistas en la epidemiología.
Esta es la clasificación del 1 al 7 siendo este último lo recomendado en estos momentos en los hospitales según las directrices médicas y científicas:
7
Altamente efectivo
Un tratamiento accesible, efectivo y seguro, para el cual la evidencia nos entrega buena certeza de que los datos obtenidos en los estudios reflejan lo que ocurrirá en la realidad.
6
Listo para su uso
Tratamiento en el que la balanza entre beneficios versus riesgos o costos está a favor de lo primero. Además, la evidencia nos entrega buena certeza de que los datos obtenidos en los estudios reflejan lo que ocurrirá en la realidad.
5
Prometedor
Tratamientos en los que aún no podemos asegurar con certeza que los beneficios sean mayores que los riesgos y costos, pero hay resultados iniciales alentadores. Aún no listo para uso pero se justifica realizar más investigación.
4
Neutro
Tratamientos en los que aún no podemos asegurar nada, ya sea porque la certeza de la evidencia es muy baja, porque los estudios han tenido resultados mixtos o porque los datos no son confiables.
3
Poco prometedor
Tratamientos en los que aún no podemos descartar con certeza que tenga algún beneficio, pero los resultados iniciales no son alentadores.
2
Listo para ser abandonado
Intervenciones que no tienen beneficio, o que el beneficio no supera los riesgos, o que el beneficio es mínimo a un costo demasiado alto, y cuya evidencia tiene buena certeza.
1
La ciencia no lo avala
Tratamientos que no se evalúan en estudios clínicos porque existe información suficiente que advierte de sus riesgos o de la improbabilidad de encontrar beneficio (en base al conocimiento científico ya establecido).
En este apartado solo hay un medicamento que no avala la ciencia.
¿En qué casos se ha planteado su uso o investigado?
No se ha planteado su uso para ningún tipo de pacientes, pero se ha extendido la falsa noticia de que podría prevenir el contagio del COVID-19. Tampoco se han iniciado investigaciones sobre este producto.
Utilidad del tratamiento: 1/7 La ciencia no lo avala
¿Qué dice la evidencia?
Probablemente el dióxido de cloro nunca será evaluado en estudios clínicos porque existe información suficiente que advierte de sus riesgos para la salud. Más aún, no hay investigación de laboratorio o de ningún otro tipo que haga suponer que tendría un beneficio. Se trata más bien de un caso típico de "terapia" cuyo estatus no responde a razones científicas.
Evidencia actualizada al 28/01/2021
La lista de medicamentos utilizada desde que apareció en virus en el mundo: