Cada verano asola una "pandemia" Zamora como otras muchas provincias de España y del mundo. Junto con los vecinos de Portugal, quienes sufren duramente los estragos de los incendios forestales, en España trabajan, incansablemente, en los meses de más calor los bomberos forestales para intentar proteger los bosques de los pirómanos que quieren destrozarlos y hacerse ricos a su costa.
El 4 de mayo es el día del Combatiente de Incendios Forestales en todo el mundo, un día marcado a fuego en el calendario desde que en 1998 perdieran la vida cinco combatientes pertenecientes a una brigada forestal en Linton (Canadá). Ese hecho, que se suma a otros incidentes trágicos ocurridos durante la lucha contra los fuegos en todo el mundo, fue el punto de partida para el inicio de un movimiento que, paulatinamente, se ha ido extendiendo por diversos países.
En estos días en los que, por la pandemia que nos ha tocado vivir, nos hemos visto más empáticos con todos los trabajadores que se han mantenido en la primera línea de batalla contra el coronavirus, no hay que olvidar que, cuando llegue el verano (y en ocasiones durante el resto del año ya que en Zamora varios pirómanos aprovecharon el inicio del estado de confinamiento para prender) los bomberos forestales son la primera línea de batalla para salvar los bosques zamoranos y, en algunos casos en los que, pese a su buen hacer, el fuego sigue devorando kilómetros, salvar las csas y las vidas de los zamoranos.
En la memoria colectiva de todos están los últimos grandes fuegos que han asolado la provincia como el de Castro de Alcañices, Latedo o Villardiegua y que tuvieron a parte de la población zamorana sin dormir o, incluso, desplazada de sus domicilios ante el miedo a que las llamas devoraran los pueblos.