Con motivo de la festividad del Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, al caer en miércoles brinda la oportunidad de disfrutar de un puente de cinco días. La Asociación Los Pueblos más Bonitos de España presenta una serie de escapadas a pequeñas localidades de gran tradición y riqueza patrimonial, distribuidas por todo el país.
Esta propuesta se enmarca en la búsqueda de destinos auténticos, donde los viajeros pueden sumergirse en los más hermosos entornos rurales, disfrutar de unos días de recogimiento en un entorno auténtico, en los que apetece viajar, comer bien, y volver con las pilas cargadas a mitad de otoño. La Asociación, que ya engloba a 111 municipios en su red, publica anualmente una guía que recopila la historia, las tradiciones, la gastronomía y las opciones turísticas de cada uno de los pueblos de la red y que se puede adquirir en su web.
Un paseo por las islas: Garachico, Agulo y Alcudia
Garachico, pueblo situado en el noreste de la isla de Tenerife, posee un rico patrimonio arquitectónico en su casco histórico. Sus bellas calles adoquinadas invitan a explorar el corazón del pueblo, sus iglesias y construcciones históricas. Garachico fue devastado casi por completo en 1706, pero numerosas familias de gran influencia, decidieron reconstruirlo, recuperando su belleza patrimonial y cultural.
La gastronomía garachiquense es un pilar de su comunidad. Su enclave costero y portuario ha propiciado que, tradicionalmente, sea lugar de referencia para la degustación de pescados y mariscos frescos. Por otro lado, la repostería tradicional local tiene un destacado exponente en las delicias que continúan elaborando las monjas concepcionistas franciscanas. Garachico también ha tenido fama por sus buenos vinos, incluidos en la denominación de origen Ycoden-Daute-Isora.
Conocido como el bombón de La Gomera, por su belleza, Agulo es un inmenso mirador teñido por el verde de sus cultivos sobre el océano Atlántico, y por sus calles empedradas, que nos llevan a la hermosa iglesia de San Marcos con sus blancas cúpulas, en contraste con el tono rojizo de las tejas de las casas.
Agulo es una de las poblaciones más pequeñas a la par que más antiguas de la isla de La Gomera, con unas vistas privilegiadas a Tenerife y a su imponente volcán El Teide, su casco antiguo es uno de los mejores conservados de todo el archipiélago, y está formado por estrechas y empedradas calles nos transportará a tiempos pasados.
Agulo cuenta con una gastronomía basada en papa, ñame o berro, que han permitido desarrollar platos típicos como el potaje de berros, o potaje de ñames, la carne de cabra o de cochino, acompañados de papas con mojo picón; sin olvidar el Almogrote que es una pasta para untar, elaborada fundamentalmente con queso de cabra curado y aderezado.
En Baleares, Alcudia es una opción perfecta. Historia, arte, gastronomía y ocio de playa y de montaña conforman la oferta de este magnífico pueblo, fundado por el rey Jaume II en 1325, y que se adaptará a los gustos de cada visitante.
Alcudia ofrece un rico patrimonio cultural en su casco histórico, donde podemos explorar sus callejuelas llenas de historia o los vestigios romanos de la antigua ciudad de Pollentia, donde admirar el antiguo anfiteatro con algunas tumbas, el foro y zonas residenciales, todos testigos de una planificación urbana excepcional. A los amantes de la naturaleza les espera el Parque Natural de s'Albufera, un impresionante entorno dominado por un gran pantano donde podrán descubrir la flora y fauna características de las Islas Baleares.
Un paseo por el norte de España: el encanto de Lastres, Liérganes o Frías
La villa marinera de Lastres, situada en la costa oriental asturiana, brinda a sus visitantes un encantador entorno donde se combinan paisajes azules de gran belleza y la serenidad que ofrece el Mar Cantábrico, haciendo de este lugar el destino perfecto para aquellos que deseen desconectar durante unos días. Su atractivo singular la ha convertido en uno de los destinos más capturados por las cámaras en todo Asturias, y dispone de todas las comodidades necesarias para una escapada en familia inolvidable. En este encantador pueblo pesquero, los visitantes pueden disfrutar de diversas actividades, como asistir a la emocionante subasta de productos marinos en la lonja o emprender un viaje que los transportará a miles de años atrás en el tiempo, a través de la visita a su destacado Museo del Jurásico.
A unos 150 kilómetros a lo largo de la costa en dirección este, se encuentra otro de los pueblos más asombrosos de la geografía española: Liérganes, ubicado en Cantabria. Conocido por su impresionante arquitectura que incluye casonas, casas tradicionales, torres y palacios, cuenta con el majestuoso Puente Romano como uno de sus destacados monumentos y la historia de su “hombre pez”. Para aquellos que buscan disfrutar de un relajante otoño, Liérganes está en las proximidades del balneario de Fuensanta y sus hermosos jardines. Las aguas de este balneario han sido reconocidas por sus propiedades curativas desde el siglo XVII.
En la Comunidad Autónoma de Burgos, también al norte del país, se encuentra Frías, población con menos de 300 habitantes. Esta ciudad de aguas heladas –lo que da origen a su nombre-, enclavada sobre terreno montañoso parece estar colgada sobre las mismas aguas del río Ebro. Visitar Frías es sinónimo de emprender un viaje inolvidable a la Edad Media, en el que cada rincón nos garantiza un descubrimiento. Pasear por Frías entre sus murallas, casas colgadas, puentes románicos, lavaderos medievales y castillos, disfrutando a su vez de la hospitalidad de los lugareños, es una experiencia de esas que se recuerdan siempre, por lo que los turistas suelen definirla como “un lugar en el que las horas se van sin darnos cuenta”.
Dos tesoros de la zona centro: Valverde de los Arroyos y Villanueva de los Infantes
Sobre un valle verde y enmarcado por pasajes de frondosa naturaleza se ubica el municipio guadalajareño de Valverde de los Arroyos, un pueblo de molino, fragua y hornos cuya tradición económica ha estado basada principalmente en la agricultura y ganadería familiares. Ello lo hace un lugar idóneo para los amantes de los enclaves más auténticos y de los toques rurales en las costumbres, en el carácter de los locales y en la gastronomía más artesana.
El conjunto urbanístico de Valverde de los Arroyos es posiblemente el mayor exponente de los pueblos de la llamada Arquitectura Negra, ‘el tesoro mejor guardado de Guadalajara’, que debe su color a la pizarra y cuarcita con las que se construyeron sus edificios. Un paseo por Valverde garantiza una inmersión a esta particular arquitectura, parte de la cultura urbanística de España.
Para unos días de relajación donde no falten la historia, la literatura y la gastronomía, no es preciso perderse la localidad ciudadrealeña de Villanueva de los Infantes. Este municipio cuenta con una clara herencia de Francisco de Quevedo, autor que fue enterrado en la iglesia de San Andrés del siglo XVI del pueblo, y de Miguel de Cervantes, hasta tal punto que un libro de carácter científico ha afirmado que “el lugar de la Mancha” del que el caballero hidalgo más famoso de la literatura “no quiso acordarse” era nada menos que Villanueva de los Infantes. Su herencia y su patrimonio lo hacen uno de los destinos únicos para visitar de la región, donde además su gastronomía a base de carnes y productos vegetales ofrece platos tan contundentes como los galianos –un tradicional gazpacho- , las judías con perdiz, las codornices en escabeche o la liebre con arroz, sin olvidar un producto estrella en la zona: el pimiento, que da lugar a la multitudinaria Fiesta del Pimiento a primeros de septiembre.
Las joyas de la Alpujarra en el sur de España: Capileira y Pampaneira.
En la bella Granada se encuentran Capileira y Pampaneira, lugares de ensueño enclavados en el Parque Nacional de Sierra Nevada. Capileira, en lo más alto del barranco, está ubicada en el techo de la Península Ibérica, por llegar hasta las cimas de los picos Mulhacén y Veleta. Es un lugar de riscos y de fuerte herencia musulmana que ha merecido numerosos reconocimientos por preservar la tipología una arquitectura basada en un entramado urbano formado por casas encaladas y encajadas sobre la ladera de la montaña. El viajero que tenga la ocasión de visitar estas dos joyas de la Alpujarra, se irá siempre con ganas de regresar.
Los dos destinos ofrecen paisajes idóneos para hacer senderismo, una de las actividades más convenientes para esta época del año, lo que nos garantiza unos días festivos de ejercicio, actividad y belleza. Las rutas que encontraremos aquí son aptas todos los niveles, desde los paseos sencillos que nos sumergen en la naturaleza sureña, hasta rutas para iniciar la subida al Mulhacén.
Peñíscola o Anento, para un puente diferente en la zona este de la Península
La importancia de Peñíscola en la historia política y cultural de España es innegable, especialmente cuando nos hallamos ante el castillo del Papa Luna, antigua sede de Benedicto XVIII, que marcó los finales de la Edad Media en nuestro país. Peñíscola es una ciudad castellonense de largas playas, escarpados litorales donde se respira la tranquilidad, y acantilados cubiertos de flora, que es siempre bella, tanto en invierno como en verano.
Los peñiscolanos afirman que finales de octubre y primeros de noviembre es la mejor época para visitarlo, porque sus suaves temperaturas convertirán sus caminatas por el casco urbano, por el paseo marítimo o por el humedal del Marjal, en un sueño para cualquier viajero. Por si fuera poco, Peñíscola en estas fechas es perfecto para la recogida de setas, abundantes en la zona, sobre todo los famosos rovellons, el rey de la micología valenciana que hará las delicias en cualquier mesa.
Para finalizar, entre las muchas opciones que ofrecen estos pueblos, la Asociación aconseja una visita a la pequeña localidad de Anento, uno de los municipios con más personalidad de Zaragoza. Anento es una villa peatonal de casitas anaranjadas con muchas zonas de remanso y recreo, en la que podemos encontrar una muestra de arquitectura celtíbera española, sirva como ejemplo el castillo y torreón celtíbero. De esta localidad nace una de las rutas más interesantes que pueden hacerse en esta época del año: la del manantial Aguallueve, que promete un paseo –apto para niños- entre naturaleza salvaje, plantas de variadas especies y bucólicas plantaciones, que nos garantizará una evasión de las responsabilidades diarias, al menos por unos días.
Durro, Arties y Garòs: El Pirineo Catalán
Durro es un pequeño pueblo medieval situado en el Valle de Boí en el Pirineo Catalán, de calles empedradas y tranquilas que lo convierte en el paraíso de los que buscan un fin de semana de paz. La iglesia de la Natividad de la Madre Dios, románica del siglo XII, está compuesta por una torre de cinco pisos que le ha valido el reconocimiento de patrimonio de la humanidad, y que forma parte del conjunto de Iglesias Románicas del Valle de Boí.
También en Durro encontramos la ermita de San Quirce que es Patrimonio de la Humanidad desde el 2000. Esta ermita se encuentra en lo alto de la montaña a la que se accede por un camino que se puede realizar andando o en coche. Una vez desde el mirador de la ermita se consiguen unas vistas privilegiadas del Valle.
Arties se encuentra ubicado a 1.143m de altitud en la unión entre los ríos Valarties y Garona, en un pequeño ensanchamiento del Valle, lo que le convierte en una joya escondida del Pirineo Catalán.cEn el núcleo del pueblo podemos encontrar parte de su Patrimonio Cultural, destacando la iglesia parroquial de Sta. María de Arties, una construcción románica del siglo XI al XII, o la Iglesia de San Juan, de estilo gótico, de principios del siglo XIV, que actualmente es sede de exposiciones temporales; los restos del castillo de Arties o Entrasaigües; la Torre y capilla de la Casa de los Portolà, del siglo XVI ; o los Baños de Arties.
El pueblo montañero de Garòs de apenas cuenta 100 habitantes, nos permite perdernos entre sus calles e ir descubriendo la arquitectura típica de la zona. También destaca en este pueblo su Iglesia parroquial de San Julián, construida en el Siglo XII, aunque fue reformada en el siglo XV, mezclando elementos del románico y del gótico. Lo más interesante de este templo lo encontramos en el interior, donde nos recibe un hermoso Cristo de talla, una imagen gótica de la Virgen y una cruz procesional de plata.