Una legumbre sencilla y sobria que llena los platos con sus inexcusables propiedades y equilibrio gastronómico.
La IGP cuida como lo hicieran los reyes de esta legumbre que aun siendo sencilla y simple tiene cualidades más que especiales en la olla.
El cultivo del garbanzo llegó a la comarca de Fuentesaúco a través de los romanos, la calidad que distingue a esta legumbre hizo que llegaran a tener protección real y esto ocurrió en el siglo XVI. Por tanto este garbanzo, el de aquí el de Fuentesaúco es un garbanzo real.
El Garbanzo de Fuentesaúco se caracteriza por un tamaño de medio a grande, con un color crema atractivo, su pico o embrión es curvo y pronunciado y su piel tiene una rugosidad perfecta para poder apreciarlo en los guisos. Después de cocerlos y siempre controlando el tipo de agua que se utiliza para ello el garbanzo de Fuentesaúco se mantiene intacto, la piel es suave y blanda, muy mantecoso y uniforme, perfecto en la boca donde su sabor es inigualable.
El Garbanzo de Fuentesaúco sólo se vende envasado y en todos sus envases llevan la contra-etiqueta numerada. Es solo el Consejo Regulador, quien la entrega a cada envasador, cuando los garbanzos han superado todos los controles exigidos.