Villablino se convirtió este miércoles en el epicentro del luto minero con el funeral de cuatro de los cinco trabajadores fallecidos en la explosión de la mina asturiana de Cerredo. Alrededor de 5.000 personas, entre familiares, amigos y vecinos, acudieron al polideportivo municipal para dar el último adiós. La tragedia ha golpeado con fuerza a una comarca que, aunque alejada ya de la actividad minera, sigue marcada por su historia de sacrificio.
El acto estuvo presidido por el obispo de León, Luis Ángel de las Heras, y estuvo cargado de emotividad. La hija de uno de los mineros, Ibán Radio, expresó unas sentidas palabras en las que destacó el coraje y la entrega de su padre y sus compañeros. “Os vais haciendo ruido, dejando huella”, dijo ante un público conmovido. Tras la ceremonia, los féretros fueron sacados a hombros en un gesto espontáneo de respeto y homenaje.
Durante el funeral, Villablino quedó en silencio. Comercios y negocios cerraron sus puertas en señal de duelo, y la tristeza se extendió por cada rincón de la comarca. La sensación de injusticia se hizo presente entre los asistentes, quienes recordaron que, con el cierre de las minas en León hace años, no esperaban vivir de nuevo una tragedia así. Sin embargo, la minería sigue siendo parte de la identidad de Laciana, y su recuerdo permanece vivo en cada familia.
El accidente ha reabierto el debate sobre la seguridad en las explotaciones mineras y ha recordado el alto coste de esta profesión. Para los vecinos de Laciana, la despedida de estos trabajadores es también un reconocimiento a la dureza de su oficio.
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