sábado. 20.04.2024

David Rivas: "Ni en mis mejores sueños hubiera imaginado lo que me está pasando en estos últimos 7 años"

Aquel niño que recorría el pasillo de la casa de su abuela haciendo sonar las cazuelas mientras la 2 de TVE emitía un concierto del también toresano Jesús López Cobos, es hoy uno de los compositores españoles más premiados del último lustro. David Rivas vuelve a ser noticia por el próximo estreno en su tierra de "Castilla 1521", una suite sinfónica en homenaje a la sublevación de Padilla, Bravo y Maldonado en 4 movimientos, que se enmarca dentro de los actos de celebración del V Centenario del Movimiento Comunero
David Rivas
David Rivas

La cita será el 23 de octubre en el Teatro Latorre. Cita obligada para los amantes de la música sinfónica de un prolífico compositor, gracias a un catálogo que supera ya las 140 composiciones y a las constantes colaboraciones con infinidad de bandas, solistas y agrupaciones españolas y del extranjero. 

-¿La suite sinfónica "Castilla 1521" que estrena en octubre es, en realidad, un encargo?

-Si, uno de los mejores dulzaineros de España, David Huerta, se puso en contacto conmigo para que compusiera una obra para dos dulzainas, él mismo y Víctor Díaz, en conmemoración del V Centenario del Movimiento Comunero. Tuve que estudiar previamente el instrumento, con el que no estoy muy familiarizado, y a partir de ahí fueron saliendo los ritmos, una mezcla de modernidad y folclore. 

-¿Y cómo llega a la programación cultural del Ayuntamiento de Toro?

-Me llamó el alcalde de Toro, Tomás del Bien, para preguntarme si conocía artistas de aquí para actuar en un programa conmemorativo del V Centenario del Movimiento Comunero y le contesté que casualmente yo había compuesto una obra sobre esta parte de la historia por encargo. Entonces llamé a David Huerta y a Víctor Díaz para comentárselo y les parece una gran idea estrenarla en Toro.

-¿Qué representa la composición?

-Representa la historia comunera en 4 movimientos. El primero, que titulo "Tierra", tiene un carácter más alegre y lo compuse en honor de la gente del pueblo y también de los nobles que se sublevaron. Al final del movimiento ya se deja sentir lo que va ocurrir y llega "Revuelta", es decir, el levantamiento. El tercer movimiento es "La derrota", un homenaje a los muertos, al ajusticiamiento de los cabecillas de aquella sublevación y al pesar del pueblo, traicionado por todos. En acorde mayor llega "La Esperanza", una música que expresa el deseo de que llegue un futuro mejor.

-¿Por qué la interpreta la banda de Arroyo de la Encomienda?

-Las actividades están patrocinadas por la Fundación de Castilla y León y pidieron que se involucrara una banda de Valladolid, puesto que los hechos ocurrieron en Villalar. Además, es una banda solvente y esta composición precisa mucha orquestación.

-¿Cuánto tarda en componer?

-Depende. No es lo mismo un pasodoble que una marcha fúnebre. En "Castilla 1521" lo primero que tuve que hacer es estudiar la dulzaina, un instrumento con el que no estoy familiarizado, y la compuse en 3 meses. La pandemia me ha dejado tiempo. Antes del coronavirus tenía que combinar mi trabajo de profesor en el Instituto Pardo Tavera, viajes, composiciones...

-¿Será muy organizado?

-Si, soy casi un obseso de la organización y el orden. Sería un ingrato si me quejara, pero la verdad es que tengo mucho trabajo y tengo que organizarme muy bien. Tengo la suerte de que duermo poco, no más de 6 horas al día. Pero sé cuando debo descansar y dedicar tiempo a la familia y a los amigos. Otra suerte que tengo es que en mi círculo de amigos más cercano no hay músicos, así que cuando estoy con ellos realmente desconecto.

-¿Pese a la pandemia intuyo que no le faltan proyectos?

-El más inmediato este fin de semana con la presentación de un CD en Portugal. También tengo un estreno  en el Auditorio de León, un proyecto en Sevilla con el trompetista Fran Rivero en el Teatro Lope de Vega y dos estrenos en Valencia el próximo mes de junio con la Banda Unión Musical del Centro Histórico de Valencia. Además, estoy preparando un proyecto didáctico.

-¿Ha perdido la cuenta de los premios que le han dado?

-Rafael Nadal por muchos que tenga, los controla (risas). Yo también. Sería un delito no hacerlo. Hay que ser agradecido, quien diga que no le gustan los premios, miente. Además, a mí me sirven para motivarme. También hay que saber recibir las derrotas. He presentado muchos trabajos que se han quedado sin premio. Hasta el momento, tengo 9 premios nacionales, 4 medallas en los Global Music Awards, 2 Akademia Awards de la Música desde Los Ángeles y 1 Jerry Goldsmith Awards.

-¿Cada uno que recibe le hace la misma ilusión o el primero es especial?

-Siempre me hace ilusión, pero es verdad que el primero fue especial porque, además, fue en el Certamen de Marchas de Semana Santa en Murcia y como toresano y zamorano que premien una composición sobre Semana Santa supone mayor alegría. Pero hay que saber vivir cada galardón en el momento que lo recibes. Muy especial fue también el de Excelencia de la Cultura de la Fundación Caja  Rural porque te proponen, no te presentas, y es un galardón de tu tierra. 

-Ha logrado ser profeta en su tierra..

-Si, me siento muy valorado y muy querido. Esa es mi experiencia personal. Noto el cariño de la gente.

-¿Tenía claro que quería ser músico desde pequeño?

-La música era mi pasión. Lo que no tenía claro es que iba a ser compositor. Si tenía claro que quería ser profesor. De hecho, sacrifiqué la titulación superior en el Conservatorio para licenciarme en Salamanca en Historia del Arte y Ciencias de la Música. Y nunca me he arrepentido, aunque es verdad que en España hay un poco de "titulitis". Sin embargo, en ninguno de los premios que he ganado me han pedido titulación. Si tuviera otras 20 vidas, elegiría el mismo camino. Voy feliz al Instituto Pardo Tavera, aunque tengo que reconocer que ni en mis mejores sueños hubiera imaginado lo que me está pasando en estos últimos 7 años.

-¿Recibió el apoyo de sus padres en su decisión de "arriesgarse" a ser músico?

-Si, aunque mi padre quería que fuera periodista porque siempre le gustó el Periodismo. Pero he tenido suerte porque mis padres siempre nos han dejado decidir y equivocarnos por nosotros mismos. Equivocarse es también un aprendizaje. Hay que disfrutar también del camino y las cosas que pasan, pasan por algo, y lo que no pasa, es que no tenía que pasar. Desde pequeño veía el Certamen Internacional de Bandas de Valencia y hoy una de mis composiciones, “Los últimos días de Troya”, fue seleccionada en 2019 como obra obligada de la tercera categoría del 133 Certamen Internacional de Bandas de Música de Valencia, así como obra obligada del 29 Certamen Nacional de Bandas de Música de Murcia en la misma categoría. Cuando me lo dijeron tuve que sentarme para asimilarlo.

-Como autor de música para banda ¿Cuál es el estado de salud de la cultura bandística en España?

-España tiene un gran prestigio internacional. Solo en Valencia hay 700 bandas de música. Cualquier pueblo mediano de España tiene una banda. En Zamora, el porcentaje de cofradías que tienen banda es una barbaridad.

-La inclusión de la música en la etapa escolar habrá tenido mucho que ver..

-Llevamos años revindicando que no maltrate a la cultura (IVA, partidas presupuestarias), pero es verdad que hemos mejorado mucho a nivel escolar. Esperemos que con este parón de la pandemia, la música y las Bandas no queden tocadas y se vuelva a retroceder. Se han reducido drásticamente los conciertos y las actuaciones a pesar de que los contagios en teatros y salas han sido inexistentes. No queremos subvenciones, pero si ayuda para salir adelante, para que no se mueran tradiciones muy nuestras como el flamenco, la copla.... Sin los Médicis, hoy no podríamos disfrutar de las obras de Miguel Ángel. Yo creo que las Bandas, como han hecho en Valencia, deberían ser declaradas Bien de Interés Cultural Inmaterial.

-¿Y el nivel de los conservatorios?

-Mi opinión personal es que deben adaptarse a los nuevo tiempos. Se han quedado un poco obsoletos en algunos aspectos. Vocación sigue habiendo, pero hay que cambiar y adaptarse. Antes, para los músicos de entonces, el ensayo de los viernes era sagrado, pero ahora ya no es así, cambian las costumbres.

-¿La Semana Santa de la provincia ha despertado muchas vocaciones musicales?

-Sin duda. Mucha gente se ha acercado a las bandas por la Semana Santa. Hay músicos que solo querían tocar en esas fechas tan señaladas. La Banda de Cornetas y Tambores, que es magnífica, solo salía en Semana Santa. Toro es un ejemplo. Para ser una ciudad pequeña tiene coro, banda, rondalla, Escuela de Folclore... El porcentaje de población toresana que tiene tradición musical es muy alta. Ha habido años que la Escuela de Música de Toro tenía más alumnos que la de Zamora. Cualquier músico de Zamora cuando llega la Semana Santa quiere tocar, aunque sea un trabajo enorme porque acabas agotado.

El toresano David Rivas

-La figura de Jesús López Cobos ¿ha influido en esa tradición musical de los toresanos?

-Sin duda. De niño, veía los conciertos de López Cobos en La 2 de TVE y luego recorría el pasillo de la casa de mi abuela haciendo sonar cazuelas e imitando el toque de los platillos. Me imaginaba que pertenecía a la orquesta, y todas esas vivencias te marcan y te llevan por un camino.

David Rivas: "Ni en mis mejores sueños hubiera imaginado lo que me está pasando en...