Un año más, y ya son varios, un grupo de entusiastas zamoranos se prepara para participar en los cursos de pilotaje organizados por el Noyes Camp en el prestigioso circuito Ricardo Tormo de Valencia. La expectativa es alta, especialmente entre aquellos que se estrenan en esta experiencia, ansiosos por vivir de primera mano la emoción y el aprendizaje que estos cursos ofrecen. Este año una mujer zamorana ha disfrutado de la experiencia.
Comienza la aventura
El viaje arranca un viernes a las 11:30 de la mañana. El grupo se reúne, cargan el equipaje en la furgoneta y parten hacia Valencia. La llegada al hotel se produce alrededor de las 7:30 de la tarde, donde se encuentran con otros dos compañeros zamoranos que llegan desde diferentes puntos de España. Tras los saludos y las bromas iniciales, se dirigen a sus habitaciones para descansar bien, ya que el sábado les espera un día intenso.

Primer día en el circuito
El sábado, los participantes se levantan temprano para desayunar, notando ya los nervios y la emoción en el ambiente. A las 8:30, ingresan al circuito y se reúnen con sus compañeros de curso. Tras ponerse el equipo de seguridad, saludan al equipo del Noyes Camp, liderado por Kenny Noyes y Yana, y conocen a los monitores Iván Romero, Guillem Mayor y el invitado especial de este año, Unai Calatayud, actual piloto del mundial de SSP 300.

La jornada comienza con las Z125 PRO, motos ideales para explorar los límites del pilotaje con seguridad. Durante la mañana, los participantes reciben correcciones sobre sus trazadas, posturas y analizan las grabaciones de sus vueltas en el circuito. También prueban el simulador de posición de pilotaje, descubriendo la dificultad de mantener una postura adecuada incluso en parado.

Uno de los momentos culminantes es la Superpole, que determina las parejas para las carreras dobles. Estas carreras son especialmente emocionantes, obligando a los pilotos a adelantarse en cada curva. La alegría es palpable, especialmente en los rostros de los pilotos más jóvenes, como Andrea, quien aún está obteniendo su carnet de conducir y logra adelantar a Héctor en una de las carreras.
Continuación y clímax del curso
El domingo comienza de manera similar, con un paseo por la pista guiado por los monitores, quienes comparten secretos para mejorar la velocidad en el circuito. La mañana avanza con sesiones prácticas, culminando con las emocionantes tandas en las Ninja 250. Estas motos, más rápidas y exigentes, llevan a los pilotos al límite de sus habilidades.

El cierre del curso incluye carreras en grupo, con dos finales y una superfinal. Aunque solo un piloto del grupo zamorano logra clasificarse para la superfinal, la experiencia y el aprendizaje obtenidos son los verdaderos triunfos del evento.
Las despedidas al final del curso no son más que un “hasta luego”. Los zamoranos regresan con la promesa de repetir esta enriquecedora experiencia el próximo año. Agradecimientos especiales se dirigen a Kenny Noyes y Yana por su dedicación, especialmente en su trato con la joven Andrea.

¡Hasta el próximo año, Noyes Camp!
Este viaje no solo refuerza las habilidades de pilotaje de los participantes, sino que también solidifica los lazos entre los compañeros y la pasión compartida por el motociclismo.