Zamora ha vuelto a colarse en el prime time… y no precisamente por un incendio, una polémica política o una receta de queso. Esta vez, la culpa la tienen Ana Mulas y su amiga María Jesús, que han protagonizado uno de esos momentos televisivos que harían sonreír incluso al más serio del bar.
Todo ocurrió en #ElDiariodelVerano, ese programa de Telecinco que se ha especializado en sorprender a gente corriente con historias que, por unos minutos, nos devuelven la fe en la amistad. Ana estaba en el plató sin imaginar que, a pocos metros y tras una cortina de misterio, estaba María Jesús, a la que no veía desde hacía año y medio.

Las dos amigas, de Andavías y Morales del Vino, son de esas que se han ganado a pulso un máster en tardes de vinos, noches de fiesta y charlas interminables que arreglan el mundo… o al menos lo intentan entre ronda y ronda. La vida, con su capacidad para enredarlo todo, las había alejado: distancia, trabajo, historias personales… en fin, el típico guion que deja las copas vacías y las agendas llenas.
Pero la televisión, que de vez en cuando sirve para algo más que realitys, decidió reunirlas de nuevo. Y allí estaban, con la imagen de la Plaza Mayor de Zamora en la pantalla trasera del plató, fundiéndose en un abrazo que fue mitad carcajada, mitad “¿pero cómo no me lo dijiste antes?”. Ana pensaba que la sorpresa venía de parte de su confesor Edgardo un cura que ya no está en su parroquia pero con el que confiesa tener un especial cariño como hermano.
Ana, emocionada, y María Jesús, igual de emocionada pero con esa sonrisa de “lo sabía”, pusieron el broche amable a un programa que, entre tanto ruido mediático, regaló un momento de verdad. Uno de esos en los que te acuerdas de que los pueblos pequeños, las amistades largas y las fiestas de verano son una mezcla imbatible… incluso para la tele nacional.
Porque sí, habrá quien diga que esto no cambia el mundo. Pero al menos nos recuerda que Zamora no se olvida de sus gentes, aunque sea a golpe de sorpresa televisiva y un plano con la Plaza Mayor de fondo. Y eso, en estos tiempos, ya es bastante.
