El 27 de junio de 1985 fallecía en Salamanca -donde fue trasladado a causa de un derrame cerebral- el pintor, uno de los exponentes más altos del arte zamorano en la segunda mitad del siglo XX.
Era un 27 de junio como lo será hoy: un día de mucho calor, mientras la ciudad celebraba sus fiestas de San Pedro, las que un día se anuciaron con los trazos de sus rotuladores. Hace 30 años, un 27 de junio como hoy, moría en Salamanca -donde había sido trasladado el 25 de junio a causa de un derrame cerebral- el pintor Alberto de la Torre Cavero, uno de los grandes nombres que ha dado el arte zamorano.
Alberto venía al mundo un 8 de mayo de 1938 y en 1949, a la edad de 11 años, comienza a dibujar en la Escuela de Arte de San Ildefonso, donde se gestaría la más importante generación plástica que ha dado Zamora, con pintores y escultores como Ramón Abrantes, Pedro María Laperal, Luis Quico, Jerónimo Hernández, Jesús Hernández Pascual, Tomás Crespo, Santiago Nieto, Teresa Santos o quien fuera su amigo inseparable en el arte y en la vida, Antonio Pedrero.
En 1953 ingresa en la Escuela Central de Bellas Artes San Fernando, de Madrid, junto con Hernández Pascual, Crespo, Tere Santos, Pedrero y Santiago Nieto y desde muy joven obtiene destacados premios en concursos de pintura provinciales. Con Antonio Pedrero y Agustín Renilla recorrería en 1957 la comarca de Sanabria para tomar apuntes del natural, lo que le sirvió para hacer una exposición individual en Zamora.
La vida de Alberto de la Torre da un giro cuando en 1971 aparecen los síntomas de su enfermedad, una distrofia muscular, por lo que tiene que abandonar las clases de Dibujo en el Instituto María de Molina y cierra su estudio de arte. Además la enfermedad (que avanzaría hasta postrarlo en una silla de ruedas en 1974) le obliga a abandonar la técnica del óleo en 1972, para cambiarla por la de rotuladores, con un estilo personal y único que tuvo gran aceptación en las distintas exposiciones individuales del artista, aunque en 1978 la pintura acrílica le permite volver a tomar los pinceles, al ser de secado rápido, por lo que podía apoyarse durante el proceso pictórico. El resultado es una obra de singular belleza y colorido con el sello personal del artista,
Además de innumerables dibujos, óleos y acrílicos en colecciones particulares e institucionales, Zamora conserva importantes obras de Torre Cavero como el 'Bautismo de Cristo' de la iglesa de Cristo Rey (1960) o la 'Cantoría' de la puerta de la capilla del Instituto María de Molina de la capital zamorana.
Porque a Alberto de la Torre la enfermedad le ató a una silla de ruedas, pero no pudo detener su espíritu creativo, su capacidad inmensa de trabajo, su amor por la pintura, su talento innato y su extraordinaria sensibilidad.
Casado con Carmen Mayado y padre de cinco hijos -uno de ellos, Alberto, le sigue los pasos en el mundo del arte-, Alberto de la Torre Cavero es trasladado el 25 de junio de 1985 al Hospital Clínico de Salamanca víctima de un derrame cerebral, donde moriría dos días más tarde, para ser trasladado a Zamora, donde está enterrado, el día 28 de junio. Y así, casi como en un suspiro, han pasado 30 años.
Era un día como hoy. Un 27 de junio de mucho calor y Zamora celebraba sus fiestas de San Pedro, las que él había anunciado con sus carteles de rotuladores y colorines. Pero el arte zamorano se vestía de luto. Aquel 27 de junio se iba uno de los grandes.
OPINIÓN, por Antonio Pedrero: Alberto de la Torre, memoria y reivindicación