El pueblo de Ferreras de Arriba se encuentra inmerso en las festividades de La Filandorra, una de las mascaradas más emblemáticas de la provincia, que combina tradición, diversión y simbolismo. Desde el 25 de diciembre, los vecinos y visitantes disfrutan de un programa cargado de actividades que reflejan la riqueza cultural de esta ancestral celebración.
El día de Navidad arrancó con un recital de villancicos a cargo de la agrupación folklórica "Manteos y Monteras" a las 18:30 horas, seguido de una chocolatada que reunió a grandes y pequeños.
Este, 26 de diciembre, la jornada comenzó temprano, con el repique de campanas a las 09:30 horas que marcó el inicio del día. A las 12:00 horas, se ofrecieron sopas de ajo a los asistentes, acompañadas por una exposición fotográfica que rememora ediciones anteriores, mientras los gaiteros locales amenizaron la mañana.
Por la tarde, los vecinos se reunirán para disfrutar de una cena comunitaria que incluye jabalí, hornazo y empanadas a las 19:00 horas. A las 20:00 horas, el trío musical "Adrenalina" tomará el escenario, con un descanso dedicado a rendir homenaje a los protagonistas de la fiesta, los "filandorros", y a entregar los premios del II Concurso de Decoración Navideña. La jornada cerrará con la actuación de "Golpe Maestro" a la 01:00 de la madrugada.
Este año, los vecinos de Ferreras de Arriba han recuperado el Cerrón, este personaje es el que va recaudando el dinero.

La esencia de La Filandorra radica en sus personajes:
* La Filandorra, con su vistoso atuendo negro y rojo lleno de tiras de colores, lleva cencerros que representan los pecados capitales. Armada con un cinto y un tizón, marca la cara de quienes colaboran con un donativo.
* El Diablo, con su máscara de macho cabrío y cencerros graves, infunde respeto mientras persigue a los presentes con un cinto.
* La Madama y El Galán, con sus castañuelas, simbolizan el orden y la danza, golpeando a quienes no colaboran con la festividad.
Durante el recorrido por el pueblo, estos personajes son perseguidos y provocados por niños y jóvenes. La marca del tizón en la cara se convierte en símbolo de colaboración y es mejor no borrarla mientras se está en la calle, para evitar una nueva "exigencia".
En el pasado, la fiesta culminaba con una representación teatral de la lucha entre el Galán (el bien) y el Diablo (el mal), donde el triunfo del bien ponía fin a la celebración. Aunque esta tradición ya no se realiza, el simbolismo de esta lucha persiste en el imaginario de La Filandorra.