
Nos situamos, Tarom´ke código postal 49000 pero en la lejana Dnipro (Ucrania) la coincidencia con el código postal de Zamora sorprende y es realmente casual pero de tener en cuenta ya que si de códigos postales se tratara, correos estaría a 20 minutos y no a 4078 kilómetros.
El pueblo tiene unos 20.000 habitantes y se sitúa a 15 minutos en coche de la gran ciudad y su área metropolitana, es un lugar donde podrían hacer sitio para que los visitantes y foráneos pudieran disfrutar de una verdadera artista, una mujer que envejece activamente en su casa con la aguja como compañera, si bien alguien más le llena de vida, él es Sergei, un hombre que vale su peso en diamantes.
Obras de arte a punto de cruz de puntada en puntada, dejándose los ojos en lienzo de cientos de colores que representan temáticas de lo más variado. Verla trabajar con la paciencia y cariño de cada acertada puntada es un cierto momento mágico..
Flores, imágenes religiosas, animales y otros importantes anuncios de vida entre silla, luz natural o artificial y tiempos de guerra con pandemia incluida. Son ya muchos años los que esta ucraniana ocupa en este "hobby" que se ha convertido en un aliciente de vida ante su artritis reumatoide que la obliga a caminar con un andador. Ojos azules tez blanca y rubia semi albina, rasgos magiares de ucraniana cosaca.
De todas sus obras que realmente ella no recuerda el número, ¿Cuál es la más bonita o "cresiva" como dicen ellos en ucraniano? Para el que pueda verlas, seguro que a todas y cada una de ellas se le puede sacar una historia diferente y un lapso de tiempo especial, ya sea en guerra o en pandemia, ya sea hace 10 años o nueve meses atrás.
Ella no para con su costura y muestra orgullosa sus obras de arte, su caballero andante Sergei, hace de cicerone en la casa que construyó con sus propias manos en esta pequeña localidad de Taromske en la Ucrania cosaca. Un pueblo humilde con economía de subsistencia y recuerdos a tiempos españoles de posguerra, hambre y penurias, eso si acrecentado por el toque de sirenas y las miradas al cielo...ya son 36 los combatientes que no volvieron del frente y eso apena y deja huérfana a la villa que los vio nacer.
GALERÍA DE IMÁGENES
Los temas de guerra enfadan, al menos al que lo cuenta, al saber que en muchos casos los soldados ucranianos tienen que comprarse sus propios uniformes, pero esa es otra historia.
Entre el estado de alarma con sirenas un día si y otro también, Valentina Loyan no para en la realización de sus obras, aguja en mano nos cuenta que cualquiera de sus obras no le llevan menos de mes y medio el punto de cruz exige grandes esfuerzos en las puntadas, en la colocación del lienzo y en los remates a parte del juego con los diferentes elementos de su tapiz de trabajo.. Valentina además es una gran cocinera y una estupenda anfitriona.
El tiempo parece no pasar en esta aldea perdida con tiempo similar al de Zamora, su espejo en el código postal del 49000. Este es uno de los momentos y vendrán otros....seguiremos contando historias de vida en situación de guerra, de penas, pero también de alegrías y momentos curiosos.
Historias de vida de parte del día a día en una Ucrania que lucha a diario con la falta de recursos, con la necesidad de comer y mantener a su población sana y salva de los ataques de un loco que desequilibra un mundo que no merece ser vejado de esta manera.