Riofrío de Aliste ha dado inicio a su esperada celebración anual de Los Carochos en el primer día del año con la tradicional salida de sus once personajes, que han recorrido las calles del pueblo para revivir un ritual cargado de simbología y vitalidad.

A mediodía, el lanzamiento de un cohete ha marcado el inicio del evento, que ha comenzado con la aparición de los dos diablos, envueltos en humo y vestidos de negro, portando las largas y amenazantes tenazas rojas del Carocho. La escena ha sido acompañada por el ensordecedor sonido de los cencerros, una de las imágenes más representativas y de mayor carga simbólica de esta antigua mascarada, declarada Fiesta de Interés Turístico de Castilla y León en 2002.
El desfile ha continuado con la presencia de los gitanos, que han guiado un carro tirado por burros y han interactuado con los espectadores mediante entretenidos diálogos, mientras la comitiva avanzaba. Posteriormente, han seguido los guapos y El del Lino, un personaje con total libertad de movimientos en el ceremonial, cerrando la procesión.

A lo largo de la jornada, los habitantes del pueblo han participado activamente en la tradición, visitando casa por casa para pedir el aguinaldo y reforzar los lazos de identidad y cohesión colectiva que han caracterizado a Los Carochos. Este rito ancestral es considerado uno de los más complejos y completos dentro de las mascaradas peninsulares, tal y como destacan los antropólogos.
La festividad sigue la tradición histórica de los Doce Días Mágicos, período que abarca desde Navidad hasta Reyes y que, en las antiguas sociedades agrarias, representaba el ciclo de la naturaleza y la lucha entre la luz y la oscuridad. Los demonios, considerados dioses de la fertilidad, juegan un papel crucial en garantizar las cosechas para el año venidero.

El año 2024 ha sido clave para la revitalización de Los Carochos, con diversas iniciativas que han aumentado el interés por esta fiesta tradicional. Entre ellas destacan la publicación de la revista número 13 y un libro infantil para colorear de la autora Alba Bartolomé Regalado, además de los trabajos artísticos de Carlos Adeva, quien pintó un mural de 110 metros cuadrados titulado Los Superhéroes, y el escultor Emilio Gallego, quien fundió en bronce una figura de Carocho siguiendo un minucioso proceso artesanal.



