El Palacio de la Isla de Burgos ha acogido este miércoles la deliberación del jurado del vigésimo segundo Premio de la Crítica de Castilla y León, convocado por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua. En esta edición, el galardón ha recaído ex aequo en la novela Dice la sangre, del vallisoletano Rubén Abella, y en el poemario Tampoco yo soy un robot, de la palentina Amalia Iglesias.
La viceconsejera de Acción Cultural y presidenta del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, Mar Sancho, ha sido la encargada de anunciar el fallo, destacando el "elevado nivel" de las diez obras finalistas, lo que ha complicado la decisión del jurado. "Varias generaciones de escritores de Castilla y León conviven en la actualidad con una producción literaria de gran calidad, tanto en el ámbito nacional como internacional", ha subrayado Sancho.
El reconocimiento conjunto a dos obras de géneros distintos pone de relieve la diversidad y el talento literario de la región. Mientras que Dice la sangre se adentra en los entresijos de una familia de un pueblo leonés en el verano de 1985, Tampoco yo soy un robot reflexiona sobre el impacto de la inteligencia artificial y la necesidad de reivindicar la palabra como signo de humanidad.
Dice la sangre (Menoscuarto), de Rubén Abella, reconstruye a través de un mosaico de testimonios los acontecimientos que marcaron a una familia durante un verano en la provincia de León. La enfermedad de la madre es el nexo que enlaza los relatos de familiares, amigos y vecinos, en un entramado narrativo donde algunos testimonios adoptan la forma de declaraciones judiciales. Con un estilo preciso y una estructura cuidada, Abella teje una historia que explora la memoria, los lazos familiares y los secretos ocultos.
Por su parte, Tampoco yo soy un robot (Vaso Roto), de Amalia Iglesias, se presenta como una obra poética que interpela directamente al lector sobre la creciente digitalización y deshumanización del mundo. Con un lenguaje encendido y expresivo, el poemario reivindica la palabra y la poesía como últimos bastiones frente a la automatización y el dominio del big data.
Junto a las dos obras ganadoras, entre los finalistas de esta edición se encuentran títulos de diversos géneros, como Las brujas de Zarapayas, de Daniel Cruz Sagredo; La belleza de lo bienaventurado, de Asunción Escribano; o Parque temático, de Luciano García Lorenzo, entre otros.
El Premio de la Crítica de Castilla y León, considerado uno de los más prestigiosos del panorama literario regional, será entregado el próximo 7 de junio en el Círculo de Recreo de Valladolid, coincidiendo con la programación de la 58ª Feria del Libro de Valladolid. Como parte de la promoción del certamen, el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua ha distribuido un cartel con las portadas de los libros finalistas en librerías y bibliotecas de la comunidad, permitiendo el acceso a reseñas de cada obra a través de un código QR.
Consolidado tras veintidós ediciones, este galardón sigue sirviendo como plataforma para la literatura de Castilla y León, destacando tanto a autores consagrados como a nuevas voces que enriquecen el panorama literario español.