La brecha digital en las zonas rurales y el envejecimiento de la población, además de la distancia con las y los profesionales hacen que este tipo de medidas no sean eficaces a la hora de atender a este tipo de población. Estas medidas indican, además, que no se está haciendo nada que retenga personal sanitario en nuestra Comunidad Autónoma, y que la Consejería no soluciona el problema de fondo, prefiriendo poner parches en vez impulsar medidas serias.
Según Manuel Burón, Coordinador de IU-Benavente, Verónica Casado ha fracasado como consejera y de eso es consciente el Partido Popular, partido que en este momento está utilizando a la consejera para implantar este tipo de medidas mientras se lava las manos. Para IU la Consejera está ejecutando la hoja de ruta del PP.
Desde IU indican que, la misma Junta que dice no encontrar personal para trabajar en el SACyL despidió a las plantillas COVID en cuanto acabó el Estado de Alarma.
Además, la falta de atención a los propios profesionales de la Consejería ha provocado la renuncia en bloque de todos los miembros del Servicio de Alertas Epidemiológicas de Castilla y León, que dejará de funcionar el próximo 31 de diciembre. Los técnicos facultativos de este servicio han expuesto las razones de su dimisión, que se basa en la situación de "deterioro progresivo del funcionamiento del Sistema" y el "reiterado incumplimiento de las obligaciones de las consejerías implicadas".
Para IU, esta consejera ha sido especialmente dañina para la sanidad en Castilla y León. Su dimisión debería hacerse efectiva por dignidad y por respeto a la población castellana y leonesa, y antes de que las movilizaciones sociales lo pidan en la manifestación que se prevé para finales de enero o febrero.
Para finalizar, desde Izquierda Unida recalcan que “Verónica Casado ha culpado en estas últimas semanas a los profesionales del aumento de las listas de espera, listas que han aumentado por la falta de previsión de la Junta y por el maltrato a esos mismos profesionales, que no se quedan en la Comunidad Autónoma precisamente por sucesos de este tipo. La precarización del empleo del personal sanitario en Castilla y León es más que preocupante, y así es imposible fijar personal en la región. El maltrato al personal influye directamente en la atención al paciente. No habrá sanidad de calidad sin contratos de calidad, pero para eso hace falta voluntad política.