La Junta de Castilla y León, a través del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), ha puesto en marcha el proyecto ‘Lessmycotox’, una ambiciosa iniciativa destinada a la creación de métodos más rápidos y precisos para detectar micotoxinas en la fabricación de piensos. Estas toxinas, producidas por ciertos mohos, suponen un riesgo significativo para la salud humana y animal, especialmente en un contexto de cambio climático que favorece su aparición.
El proyecto, que cuenta con financiación de los fondos europeos Feader, tiene como objetivo centralizar y reforzar la seguridad alimentaria mediante la implementación de tecnologías analíticas innovadoras. ‘Lessmycotox’ busca ofrecer herramientas que permitan a las empresas del sector acceder a información inmediata y precisa sobre posibles contaminantes en las materias primas y productos finales.
El plan de trabajo de ‘Lessmycotox’ se estructura en torno a seis áreas clave:
- Introducción de tecnologías analíticas avanzadas para la detección de micotoxinas.
- Validación de nuevas metodologías en comparación con los estándares tradicionales.
- Muestreos integrales desde el cultivo hasta la fabricación final de piensos.
- Análisis exhaustivos para identificar contaminantes.
- Sistemas de alerta rápida que garanticen respuestas inmediatas ante posibles riesgos.
- Bases de datos científicas avanzadas que permitan tomar decisiones estratégicas basadas en evidencias.
Además, el proyecto desarrollará una guía de buenas prácticas destinada a optimizar el manejo de las materias primas, minimizando así las condiciones que favorecen la aparición de micotoxinas.
‘Lessmycotox’ no solo destaca por su carácter innovador, sino también por su enfoque colaborativo. Con el respaldo de la Asociación de Fabricantes de Piensos Compuestos de Castilla y León (Asfacyl) y otros socios estratégicos, el proyecto subraya la importancia de la cooperación entre los sectores público y privado.
“Estamos reforzando la posición de Castilla y León como referente en seguridad alimentaria e innovación, dando respuesta a desafíos globales con soluciones locales”, apuntan desde el Itacyl.
El aumento de las temperaturas y los cambios en los patrones de humedad, consecuencias directas del calentamiento global, han intensificado el riesgo de contaminación por micotoxinas en los alimentos. Estas toxinas no solo afectan a los animales que consumen piensos contaminados, sino que pueden transferirse a los productos derivados, impactando potencialmente en la salud humana.