La comunidad cisterciense de San Isidro de Dueñas vivió este 25 de julio, solemnidad de Santiago Apóstol, una jornada de profunda emoción espiritual con motivo de la Profesión Solemne de Fray Pablo María Colmenar Vázquez, monje de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia (OCSO) y natural de Benavente.
El acto, de gran significado para la Iglesia y especialmente para la Diócesis de Zamora, representa el paso definitivo de un joven zamorano hacia una vida completamente consagrada a Dios en el seno de la tradición monástica.
Durante la liturgia, Fray Pablo María emitió los votos solemnes de estabilidad, conversión de costumbres y obediencia, sellando así su compromiso perpetuo con la vida contemplativa según la Regla de San Benito. Con esta consagración, pasa a formar parte de pleno derecho de la comunidad monástica, abrazando una existencia marcada por el silencio, la oración y el trabajo.
La Profesión Solemne es uno de los momentos más trascendentales en la vida de un monje, ya que implica una entrega total a Dios y al servicio de la Iglesia desde el retiro y la oración. En palabras de la comunidad, se trata de una vocación que, aunque vivida en lo oculto, sostiene espiritualmente al mundo.
Fray Pablo María nació en Benavente y su vocación fue germinando en la tierra zamorana antes de encontrar su camino definitivo en la vida monástica. Su paso por la diócesis ha dejado huella y su decisión de consagrarse ha sido recibida con alegría y agradecimiento por parte de la Iglesia local.
La ceremonia, presidida por el abad del monasterio, tuvo un carácter profundamente litúrgico y simbólico. Aunque celebrada dentro de los muros del monasterio, no fue un acto privado, sino una celebración eclesial que une a toda la Iglesia en la alegría por una nueva vocación.
