Gesta de campeones del MMT Seguros (22-21)

Balonmano Zamora y Palma del Río le regalaron un partido para la historia a los aficionados zamoranos que llenaron el Ángel Nieto y vivieron sesenta minutos de emoción máxima hasta el final en el que los cordobeses remontaron una renta de tres goles y tuvieron bola final para lograr un empate que no llegó, dejando la victoria en las vitrinas zamoranas.

Cuando en los primeros minutos Palma del Río se iba 1-4 en el marcador, parecía que el partido podía romperse como le ocurriera a los zamoranos en Valladolid. Un espejismo para disfrute del público, para que el encuentro deparara emoción hasta el pitido final, para que ninguno de los dos equipos pudier abajar ni un ápice el esfuerzo.

Los cordobeses entraron mejor, dominaron en los primeros minutos y tuvieron rentas cómodas de dos o tres goles hasta que García Valiente recompuso a sus huestes con un tiempo muerto que permitió que el club pistacho llegara a la igualada a siete y permitiera un encuentro igualado.

El partido tuvo de todo, pero especialmente muy buen balonmano, acciones para el recuerdo de los dos conjuntos e igualdad máxima. Hasta que restaban cinco minutos de partido ninguno de los dos equipos pudo tener una renta de tres goles, lo que obligó a los dos equipos a jugarse cada ataque y cada defensa como si fuera la última.

El equipo zamorano, que no tenía a Jortos, Guille ni Camino, perdió a Iñaki por un golpe y tuvo que jugar casi la mitad del encuentro únicamente con Molina, Octavio y Reyes como hombres de primera línea, sosteniendo al equipo pese al cansancio que se iba acumulando en sus piernas.

Capítulo aparte merecen las dos porterías, inconmensurables durante todo el encuentro, pero especialmente brillantes en el inicio de la segunda mitad cuando se sucedieron paradas en las dos porterías sin que, en cinco minutos, nadie más que Octavio, con un tanto, pudieran acertar con las redes. Y en ese duelo de porteros, hubo un minuto mágico de Leo Maciel que permitió, cuando el partido entraba en los minutos más calientes, que los zamoranos tomaran la primera renta de tres goles con un 21-18 que dejaba muy encaminado el partido.

Pero un partido tan épico se merecía un epílogo a la altura, y los zamoranos pese a anotar un gol más de Molina, que estuvo muy fino en los momentos más difíciles, y pese a que Luis, que respondía con buenas defensas a los minutos que le daba García Valiente, parecían cerrar las opciones de los visitantes, Palma del Río no había dicho la última palabra. La exclusión de Molina, una pérdida de Luis y buenas defensas cordobesas permitieron que, a 18 segundos del final los visitantes tuvieran bola para el 22-22. El equipo zamorano apretó los dientes con uno menos y se llevó una victoria que tuvo dedicatoria especial: a Miguel Camino.

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