En un partido de mucha tensión en el que se notaba que los zamoranos se jugaban mucho, el cuadro pistacho supo sobreponerse a los nervios y lograr una victoria vital para mantenerse en Asobal.
La grada empujó desde el inicio, como hace siempre que hay una cita grande, que últimamente es casi siempre para el Balonmano Zamora. Una grada que reventaba el Ángel Nieto, que quería salir con 8 jugadores al parquet, que buscaba matar el partido desde el inicio, obligando a Gijón a sentir la presión de lo que es Zamora.
Pero la presión del partido cayó sobre los hombros de los pistacho, que sentían que la Asobal estaba en juego, que el reloj era como la cuenta atrás de la vida que les quedaba y cada mínima renta de los asturianos parecía un nudo mas en la soga. Esa presión que había minado las posibilidades zamoranas en otros encuentros, ese miedo a perder que ya no existía porque solo valía ganar.
Los zamoranos, comandados por Octavio, que volvió a ser el faro pistacho, empezaban a minimizar los errores y se quitaban la presión al mismo ritmo que se encendía la grada. Y Salinas en el pivote empezaba a hacer sangre ante el colista y devolvía el marcador favorable a los pistacho que querían mandar una vez eliminados los nervios iniciales. Al descanso los zamoranos llegaron con mínima ventaja 13-12.
En la segunda mitad los zamoranos se dieron cuenta de que lo peor había pasado y decidieron romper el partido aportando, si se podía, un punto mas de agresividad. Miranda apretó los dientes para cerrar su cancela y los defensores fueron un muro infranqueable para Gijón. En ataque el MMT Seguros tuvo la paciencia suficiente para no caer en precipitaciones y la mordiente necesaria para hacer daño a la defensa asturiana. Y poco a poco, sin que los colistas bajaran los brazos, se abrió la renta y en esta ocasión los zamoranos supieron mantener su ventaja pese a que durante los minutos finales tuvieron que hacer frente, primero a una exclusión de Salinas y finalmente a una individual a Octavio.