Este sábado, a las 19.30 horas en el Pabellón Ángel Nieto, el BM Zamora recibe al Club de Balonmano Santoña en lo que promete ser una gran tarde de balonmano en Zamora. Los Guerreros de Viriato buscarán aprovechar la inercia de su gran momento y el apoyo de su afición, mientras que el Santoña, un equipo experimentado, intentará frenar la racha positiva de los zamoranos con su característico estilo aguerrido.
El BM Zamora se ha consolidado en defensa, especialmente en su feudo, donde ha permitido pocos goles a sus rivales. La coordinación en el bloque defensivo será esencial para contener a Santoña, que basa parte de su juego en el lanzamiento exterior. Jugadores como el portero Pipe o Hugo Rodríguez, que han destacado por su habilidad para anticiparse al juego contrario, deberán mostrar su mejor versión para contener los disparos desde media distancia y forzar errores en los pases del Santoña.
Uno de los puntos fuertes del BM Zamora ha sido su capacidad para transitar rápidamente de la defensa al ataque. Con extremos veloces como Marco Torres o Medina, el equipo zamorano ha encontrado en el contraataque una fuente de goles rápidos. Si los locales consiguen imponer su ritmo y evitar que Santoña marque en ataques largos, el BM Zamora podrá aprovechar cualquier recuperación para lanzar contragolpes efectivos y desgastar al rival.
Aunque el contraataque es fundamental, el BM Zamora deberá también mostrarse paciente en sus ataques estáticos, una faceta en la que Santoña suele presionar intensamente. La distribución de juego a cargo de Guillermo Medina y la contundencia de Veloso serán claves para romper la defensa rival, especialmente si se logra generar espacios en la zona central. Una buena circulación del balón, acompañada de fintas y bloqueos, puede desestructurar a la defensa del Santoña, dejando al BM Zamora en situaciones favorables para lanzar desde los seis metros.
Jugar en el Ángel Nieto supone un empuje extra para los pistacho. La afición zamorana ha sido un factor importante en cada partido, creando un ambiente que se siente en cada ataque y defensa. Con un apoyo ruidoso en las gradas, los guerreros se sienten respaldados y consiguen mantener alta la intensidad hasta el último minuto.
