La noche del sábado, el pabellón Ángel Nieto fue testigo de una exhibición que reivindica el lugar del Balonmano Zamora entre los equipos más competitivos de la Primera Nacional. Frente al Auto Center Principado BM Vetusta, uno de los rivales más escurridizos del grupo, los pistachos ofrecieron una actuación llena de carácter, determinación y talento. El marcador final, un 28-23, reflejó el calor de una grada que no dejó de apoyar en ningún momento.
El regreso a casa, tras dos encuentros consecutivos lejos de Zamora, había generado expectativas. Las miradas estaban puestas en cómo el equipo respondería ante un adversario que llegaba invicto desde octubre. Y el BM Zamora no decepcionó. Desde el primer pitido, los pistachos asumieron el desafío con energía, conscientes de que esta no sería una noche cualquiera.
El partido avanzó con un ritmo trepidante, marcado por intercambios constantes en el marcador y momentos de alta tensión. El Vetusta, con un juego sólido y físico, no permitió concesiones fáciles. Sin embargo, los Guerreros de Viriato supieron encontrar su espacio. Cada intervención de Lautaro Fernández en la portería era celebrada como un gol, mientras que en ataque Pau Ortega asumía el protagonismo en los momentos más críticos.
La grada, completamente entregada, se convirtió en un jugador más. El aliento incesante del público impulsó a los suyos en los minutos más complicados, cuando el Vetusta amenazaba con acortar distancias y devolver la incertidumbre al partido. Pero los zamoranos, liderados por la dirección estratégica de Félix Mojón, respondieron con serenidad y aprovecharon cada oportunidad para mantener la ventaja.
El tramo final fue un despliegue de autoridad por parte de los Guerreros de Viriato. Con el marcador a su favor y el tiempo en contra de los asturianos, el BM Zamora gestionó los últimos minutos con inteligencia, asegurando un triunfo que sabe a más que dos puntos. Este resultado coloca al equipo en la segunda posición, tras el desastre del Unión Financiera.
