Estar hoy jugando aquí es un regalo para todos nuestros aficionados, el club, los jugadores y el cuerpo técnico”, expresó Saulo, mostrando el orgullo del equipo por medirse ante un histórico del baloncesto español.
La primera mitad fue complicada para el CB Zamora, una situación que Saulo atribuyó a una combinación de nervios y una estrategia que, según él mismo admitió, resultó desacertada en un inicio. Con casi 60 puntos encajados antes del descanso, Hernández optó por un cambio de enfoque para la segunda parte, logrando una reacción positiva. “Lo que más me gusta es que el equipo nunca pierde la identidad. Siempre lucha, independientemente del rival, del escenario o del resultado”, apuntó el técnico, satisfecho con la entrega de sus jugadores, quienes, a pesar de la adversidad, mantuvieron la intensidad.
Ante la pregunta sobre la presión de jugar en un ambiente tan distinto como el Wizim Center , Hernández reflexionó sobre la experiencia: “Durante el partido, solo veo 10 jugadores, 3 árbitros y un balón. No hay tiempo para pensar en otra cosa”. Sin embargo, reconoció el impacto en sus jugadores menos experimentados, destacando que Kyle Hurst, el jugador más acostumbrado a este tipo de escenarios, fue clave para mantener al equipo en la pelea.
Aunque finalmente no lograron la remontada, Saulo Hernández valoró el esfuerzo y la actitud del equipo en la segunda mitad, y expresó una ligera autocrítica sobre el planteamiento inicial. “Me voy con la espina clavada de no acertar con el planteamiento de entrada. Sin embargo, lo importante es competir cada partido y llegar al último minuto con opciones de ganar”, concluyó Saulo, dejando en claro que el CB Zamora seguirá luchando partido a partido, buscando consolidarse en esta exigente competición.