En sus más de cuatro décadas como ganadero, jamás había presenciado Miguel Fuentes Garrote un nacimiento similar. La tarde del pasado martes su explotación de bovino en extensivo, asentada en el municipio de Piñuel de Sayago, acogía un hecho insólito: el primer ternero bicéfalo.
"Al principio estaba de pie, normal". La sorpresa vino cuando, al observar de lejos que el ternero parecía haberse caído con las patas mirando al cielo y ante la negativa de la nodriza a acercarse, repararon en el detalle. "Ya según nos íbamos acercando reparamos en que no era normal".
El ejemplar presenta dos cabezas, dos bocas y los cuatro ojos y tiene "ganas de vivir". Por el momento, este ganadero de 67 años, trata de sacarlo adelante pese a las escasas esperanzas de vida de este tipo de ejemplares afectados por este tipo mutaciones genéticas. "Le acabamos de dar el biberón, pero el tiempo que nos pronostican es muy limitado".
El ternero pertenece a un ejemplar mezcla de limusín con blonda dentro de una explotación que cuenta con cerca de 200 cabezas de ganado. "Tú la ves y aparentemente ella aguanta, abre las dos bocas, se lame con las dos lenguas y no puedes evitar pensar, qué caso más extraño".
Los veterinarios de la zona aseguran que se trata de casos poco frecuentes, si bien a apenas 10 kilómetros, en Fresno de Sayago ya "vino uno al mundo" hace más de dos décadas. En ese caso se trataba de un parto en el que uno de los terneros presentaba también dos cabezas "perfectamente formadas", una de ellas colgando en la zona umbilical. "Y duró ocho días. Así lo relata Juan Antonio, veterinario de la zona y que asegura que este tipo de nacimientos normalmente no llegan a término o mueren tras el parto siendo además más frecuentes entre el censo ovino "por cuestiones de censo".