La tan ansiada normalidad va poco a poco ganando terreno en las poblaciones de Zamora. El domingo la celebración de la misa hacia que las campanas sonasen de nuevo en Vadillo de la Guareña. Esas campanas que nos informaban que había llegado el día festivo y que, tras la misa, llegaba la hora del aperitivo.
Los dos bares con que cuenta el pueblo ya habían anunciado que abrían sus puertas durante la semana y que el domingo tendríamos de nuevo los aperitivos, cazuelitas, etc. El tiempo acompañó ya que la temperatura era placentera para unos refrescos y sobre todo una cazuelita de lengua, morunos o sepia.
Las normas de seguridad sanitaria estaban presentes con la reducción del aforo en el interior y con la barra cerrada. La zona de terraza se había ampliado para que la distancia entre mesas fuese mayor entre ellas. Limpieza de mesas y sillas antes de atender a los nuevos clientes. Sonrisas y saludos entre los presentes. Llevamos mas de dos meses viéndonos casi a diario por las calles y llegaba el momento de hacerlo tras un refresco en nuestros bares. Esos locales en los que se cita la vida de un pueblo.
Ahora, a por la fase 2 con toda la precaución.