Desde la comarca de Aliste llega un poderoso mensaje que invita a la reflexión colectiva, una carta abierta dirigida a quienes regresan en verano a sus pueblos de origen, pero lo hacen más como visitantes que como vecinos. Bajo el título “Carta desde Aliste, para los que vuelven creyendo que ya no son de aquí”, el escrito se ha hecho viral por su tono directo, honesto y profundamente humano.
Lejos de reproches, la carta apela a la conciencia colectiva y al compromiso real con los pueblos: venir no solo a disfrutar, sino también a cuidar. “Queréis pueblo, pero a la carta. Queréis raíces, pero sin polvo”, afirma, señalando con claridad que la conexión con el entorno rural no puede limitarse a unas semanas de fiesta o a exigencias propias del mundo urbano.
El texto pone el foco en la importancia de respetar el ritmo y la realidad de quienes viven todo el año en Aliste, personas mayores, infraestructuras mínimas, servicios limitados y una resistencia silenciosa durante los meses fríos y vacíos. En este contexto, se lanza un mensaje clave, no hace falta traer modernidad, sino venir con los ojos abiertos y el alma dispuesta a abrazar lo que ya existe.
“No somos empleados de vuestra nostalgia. Somos vecinos”, remarca la carta, escrita por “uno que regresó y se quedó”. Un mensaje que recuerda que ser del pueblo no es solo cuestión de origen, sino de actitud, empatía y cuidado compartido.
Porque volver a Aliste es también una forma de defenderlo. Y la mejor manera de hacerlo es desde el respeto, la escucha y el compromiso con su presente, no solo con su recuerdo.
