sábado. 20.04.2024

Putin, el soviético al que el frío de Rusia le heló el corazón

Un villano decidió sembrar el pánico. Un hombre autoritario al que numerosas personas de su país tampoco apoyan. Un señor al que su país, congelado, le heló el corazón y le llenó de avaricia. Un malvado repleto de rencor, odio y orgullo. Una mala sombra de un dictador que supuestamente murió en un bunker al final de una guerra.

Putin
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A miles de kilómetros, ajenos al calor de nuestro hogar en esta fría noche, hay un niño que llora sin entender el ruido de una guerra. Hay un perro que ladra porque no sabe dónde está su dueño. Hay una mujer que tiembla porque su marido debe luchar una guerra. Hay alarmas terroríficas que te obligan a encaminarte a un refugio sin saber si mañana habrá otro día.

Ya no hay sábanas, sobremesas, cenas viendo cualquier programa de televisión, ni cuentos para dormir. Ahora hay prisas, miedo, terror, pánico, incertidumbre y preguntas. Supermercados vacíos, colchones improvisados, bancos saturados, calles desiertas… silencio.

Ucrania no tiene a jóvenes en los colegios estudiando para labrarse un futuro, ahora tiene a jóvenes de 18 años aprendiendo a hacer un cóctel molotov y cargando armas que nunca pensaron. Ya no tienen ilusión por el futuro, sino la mirada perdida llena de miedo.

Un villano decidió sembrar el pánico. Un hombre autoritario al que numerosas personas de su país tampoco apoyan. Un señor al que su país, congelado, le heló el corazón y le llenó de avaricia. Un malvado repleto de rencor, odio y orgullo. Una mala sombra de un dictador que supuestamente murió en un bunker al final de una guerra.

Y es que, a la llegada de esta guerra, queda claro que de poco ha servido la historia que ya se vivió. De nada sirvió la hambruna, el miedo, la muerte, la huida que dejaron las dos guerras mundiales. El ser humano cae repetidas veces con la misma piedra y a la vista está, a punto de repetir los peores parajes de la historia de la humanidad.

No sé si alguna vez el ser humano aprenderá que la guerra, no es la solución. En estos días no paro de pensar en aquella canción de John Lennon; imagina a todos los pueblos viviendo la vida en paz.

Pero ya no hay paz. Solo guerra; y pena, pánico, miedo, incertidumbre, pérdida y dolor, mucho dolor.

Putin, el soviético al que el frío de Rusia le heló el corazón
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