Este 9 de diciembre, se conmemora el Día Mundial contra el Genocidio, una jornada establecida por Naciones Unidas para recordar a las millones de personas que han sufrido atrocidades masivas y para reafirmar el compromiso global de prevenir nuevas tragedias. Este día, marcado por la memoria y la conciencia, adquiere una urgencia particular al mirar hacia Gaza, donde la población civil sigue viviendo una crisis devastadora.
Organizaciones internacionales y expertos en derechos humanos advierten que la situación en Gaza reúne los elementos que configuran un crimen de genocidio: ataques indiscriminados, destrucción sistemática de infraestructuras civiles y condiciones de vida deliberadamente insuficientes que amenazan la supervivencia de miles de personas, incluidas mujeres y niños.
Un día para mirar y actuar
Un día como este sirve para mirar y recordar la urgente necesidad de actuar ante conflictos que no deben resultarnos ajenos. Es un momento para reflexionar sobre las amenazas y violaciones de los derechos humanos, que no pueden ni deben permitirse. La sociedad y la comunidad internacional tienen la obligación moral y colectiva de denunciar estas injusticias, alzar la voz por las víctimas y comprometerse con la protección de quienes sufren la violencia y la opresión.
Gaza en el corazón de la conmemoración
Este 9 de diciembre, mientras el mundo recuerda tragedias pasadas, no puede permanecer indiferente ante lo que viven miles de palestinos y palestinas en Gaza. En todo el mundo se han sucedido protestas contra el genocidio, y en Zamora estas reivindicaciones también se ha hecho visibles, durante un mes se han llevado a cabo caceroladas todos los miércoles, además de diversos actos organizados por asociaciones locales para denunciar la situación, mostrar apoyo al pueblo palestino y expresar de manera colectiva su rechazo a la violencia y las violaciones de derechos humanos.
En este Día Mundial contra el Genocidio, recordar no basta: la memoria exige acción. La situación de Gaza recuerda que los crímenes contra la humanidad no son historia lejana, sino realidades presentes que requieren nuestra atención, denuncia y solidaridad. Cada voz alzada, cada acto de apoyo y cada denuncia contribuyen a visibilizar el sufrimiento de quienes viven bajo la violencia y a reafirmar que la comunidad internacional no puede ni debe mirar hacia otro lado. Hoy, más que nunca, la conciencia global se convierte en compromiso y responsabilidad compartida.