Eran hasta hace pocos años los "parias" de la salud, una casta vista socialmente inferior al estamento médico. Eran señoras, solo señoras, más representadas como camareras amables de una cafetería que como profesionales altamente cualificadas de la medicina, como si su presencia en quirófanos y hospitales fuese cosa menor. Pero no. Hoy, 12 de mayo, el mundo celebra el Día Internacional de la Enfermería y destaca su papel fundamental en la sanidad.
La sociedad reconoce así la labor de estos profesionales formados y actualizados continuamente, que ejercen un poco de enfermeros y un mucho de cuidadores y psicólogos por su cercanía con los pacientes y quienes les acompañan. Ellos son la sonrisa y la tranquilidad en los días y las noches de hospital, que parecen no tener fin, que muchas veces no tienen respuestas ni esperanza más allá de una nueva madrugada.
Son profesionales altamente cualificados que añaden un plus de humanidad a todo lo que hacen, entre idas y venidas, catéteres, inyecciones, suero, suturas y recetas. Un plus que no se paga, que no tiene precio: un abrazo, una mirada, una frase en voz baja, cosas que no se aprenden en la Universidad, sino andando por la vida, en contacto directo con los azotados por la enfermedad.
Conocen el dolor, las entrañas, los secretos del cuerpo, el silencio de las habitaciones, la antesala de la muerte, la vida abriéndose paso, que pasa por sus manos como un milagro desde el momento de llegar al mundo. Conocen las miserias humanas, los territorios en guerra, los países que Dios no dibujó en el mapa.
El mundo fijó el 12 de mayo para reconocer al fin su labor como piezas imprescindibles del engranaje de la salud. Extiendo esta fecha a los 365 días del año las 24 horas del día, a las noches de guardia, a las visitas a domicilio, a las curas y los alivios, a las tiritas que ponen también en el alma cuando todo lo demás ya no sirve, más allá de la Medicina y de la Enfermería. Se llama humanidad, amor al hombre, amor al prójimo, que es el primer mandamiento.
Para vosotros, enfermeros de la tierra, mi admiración, mi respeto y mi agradecimiento. Vosotros coséis las heridas que le hacemos al mundo.