Los rojiblancos, que durante la primera media hora de encuentro consiguieron dominar al Valladolid "B", fueron diluyéndose con el paso de los minutos y se encomenadaron a Miguel, el mejor del encuentro, que salvó dos manos a mano providenciales. Un error de marcaje en una falta lejana sirvió para que los pupilos de Rubén de la Barrera se adelantaran en el marcador y tiraran de mallurrería para frenar el partido en su recta final.
La tarde fría, desapacible y lluviosa no fue el mejor argumento para que los rojiblancos se acercaran a ver a su equipo y las gradas notaron un susceptible bajón de aficionados que, además, en ningún momento conectaron con el equipo para llevarle a por la victoria.
Y eso que el Fondo Norte quiso ovacionar a Miguel antes de arrancar el encuentro, como una premonición del gran partido que iba a cuajar y que iba a llevar a los rojiblancos a mantenerse vivo hasta después del tiempo de asueto. Porque en la primera mitad Miguel fue providencial para salvar a un Zamora que había sabido jugar mejor que los blanquivioletas pero que habían vuelto a echar de menos a Manu Gavilán.
La primera media hora fue de mayor dominio rojiblanco, especialmente por parte de Fran Ochoa, Salva Rivas y Rodri, que crearon superioridad en el centro del campo para que tanto Arkaitz como Aarón, ayudados por Mateos y Prada pudieran llegar a línea de fondo y ponerla. En ocasiones fueron centros laterales que no encontraron rematador, otras veces los extremos conseguián pisar área y dejar el balón atrás pero nunca se consiguió encontrar portería.
Y el paso de los minutos hizo que el Real Valladolid, que corría peligro en cada contra por las amarillas que habían visto Ramiro Mayor y Carmona para impedir que llegara el primero de los rojiblancos y que empezó a tener más peligro cada vez que tenía la bola. Fue entonces el momento de Miguel, que minutos antes había dejado con el corazón en un puño a los aficioandos tras una mala salida en la que el balón golpeo el larguero antes de que el linier anulara la acción por fuera de juego. Apareció el cancerbero para hacer dos paradas milagrosas a dos mano a mano, el segundo de ellos con Jorge Hernández de protagonista.
En la segunda mitad, la versión de los rojiblancos fue peor, haciendo agua en el centro del campo y permitiendo las contras del conjunto vallisoletano que empezaban a crecer en el partido. Fueron minutos de ida y vuelta, por lo que Aguirre dio entrada a Sergi Mut para tener un killer en el campo y volvió a confiar en Carlos Branco en lugar de Aarón. Esto no solucionó los problemas de los rojiblancos, aunque si le dio mayor mordiente arriba pese a que siguieron sin llegar los goles.
Pudo cambiar la película en una internada de Carlos de la Nava en la que fue claramente derribado dentro del área pero el colegiado, que tuvo una nefasta actuación durante toda la tarde, dejó seguir pese al enfado de la grada que había visto claramente el derribo.
En una falta lejana, Ángel fue más rápido que su par y se elevó completamente sólo para batir a Miguel y poner el gol de la victoria para los suyos. A partir de ahí, no hubo partido ya que los vallisoletanos trataron de perder tiempo lo que provocó dos tánganas que se saldaron con un par de amarillas y la pérdida de los cuatro minutos de prolongación que había decretado el colegiado.