sábado. 20.04.2024
Incendio Losacio
Incendio Losacio

"Zamora lleva por nombre / Zamora la bien quemada". El romancero medieval rendía entonces tributo a Zamora. Allá por el siglo XI, cuando nuestra tierra era una plaza disputada, cuando los muros de la ciudad se mantenían fuertes. Los siete meses y seis días que duró el Cerco de Zamora -ese hecho histórico por el que nuestra mente nos remite al 'Cantar de Sancho II'- son el símbolo de la resistencia, del bien merecido dicho de "Zamora no se ganó en una hora".

Porque otra cosa no, pero esta es tierra de invencibles, de héroes de gesta, también anónimos que hoy en día siguen clamando contra el olvido al que se le somete una y otra vez. Zamora, tierra callada, alza la voz un poco más a cada minuto, con cada nueva pérdida, que para muchos es símbolo de una nueva humillación. 

Y es el canto de Paula González, profesora de Educación Primaria. Zamorana se los pies a la cabeza, conmovida como todos los que llevan su tierra allá donde vayan, con lo que está ocurriendo en los montes y pastos, en las casas y rebaños. En nuestra tierra. 

El drama y el olvido al que se somete a la ciudad choca con las voces de quienes han sabido convertirse en altavoz de su tierra. Pluma en mano y con el tiempo que permiten las vacaciones estivales, pero sobre todo con la indignación ante una tierra -su tierra, la nuestra- que se muere no ya de despoblación, sino por puro abandono institucional. 

"Zamora lleva por nombre / Zamora la bien quemada / de un lado arde Sayago / del otro se quema Tábara / Culebra, Valles y Aliste / Y a nadie le importa nada. / Zamora lleva por nombre / Zamora la bien callada. / Durante años herida / y ahora abandonada. / Durante años herida / y ahora abandonada. / Expoliadas sus aguas / ahora vientos y solanas. / Y a nadie le importa nada. / Zamora lleva por nombre / Zamora la olvidada". 

El cantar continúa clamando al rojo del fuego y su bandera, color también de la sangre quemada, a los campos arrasados, de población desvelada. Zamora, la mancillada. 

"Zamora la bien quemada": el grito de dolor de Sayago a Tábara, de La Culebra a Los Valles