Este viernes a las 19:30 horas, se llevará a cabo un emotivo acto de reconocimiento en honor a la figura de Jerónimo Aguado González en las inmediaciones de la Iglesia de San Cipriano. Organizado gracias a la colaboración y apoyo financiero del Ayuntamiento de Zamora, este evento será un tributo merecido al recordado maestro musical que dejó una huella imborrable en la ciudad.
El acto central consistirá en la inauguración de una placa conmemorativa, la cual resaltará la contribución invaluable de Don Jerónimo Aguado a la escena musical zamorana. Esta placa, financiada por el Ayuntamiento de Zamora, será un testimonio tangible del aprecio y la gratitud de la ciudad hacia este ilustre músico.
El Coro Sacro de Zamora, cuyo nombre ahora lleva el de Jerónimo Aguado en su honor, ha sido una parte fundamental en la realización de este homenaje. Desde el fallecimiento del maestro, el coro ha anhelado contar con un espacio dedicado a su fundador cerca de la iglesia donde tantas veces compartieron su pasión por la música sacra. La Penitente Hermandad de Jesús Yacente también ha brindado su respaldo a esta iniciativa, reconociendo la importancia de Aguado en la tradición musical de la Semana Santa zamorana.
El acto contará con la presencia de antiguos y actuales integrantes del Coro Sacro, así como miembros del Coro del Miserere del Yacente. Como un último tributo, al finalizar la ceremonia, todos los presentes entonarán el Canticorum Iubilo de Haendel, una pieza que simboliza la unión y la celebración de la vida.
La vida de Jerónimo Aguado González estuvo marcada por su pasión y dedicación a la música y la fe. Nacido en Arquillinos en 1921 y fallecido en Zamora en 2003, Aguado fue sacerdote, canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Zamora, profesor de música y religión, y fundador del Coro del Miserere de la Penitente Hermandad de Jesús Yacente y del Coro Sacro Zamora que lleva su nombre.
Bajo la tutela de Gaspar de Arabaolaza y Gorospe, Aguado se convirtió en un músico reconocido por su carácter afable, meticuloso y perfeccionista. Su contribución a la música sacra en Zamora es incuestionable, siendo recordado especialmente por su papel en la interpretación del Miserere, una tradición que perdura hasta nuestros días.
El legado de Jerónimo Aguado trasciende la música y alcanza lo social, humano, pedagógico y educativo. Su influencia se hizo sentir en generaciones de cantores, a quienes inculcó valores como la disciplina, la constancia, la superación y el compromiso. Por su invaluable contribución, recibió el máximo reconocimiento zamorano, el Barandales de Honor, en 1999, y fue nombrado Director Emérito del Coro del Yacente en 2003.