Solo en la memoria y tras 59 años seguimos esperando un museo para reconocer la sin razón de la tragedia de las 144 víctimas de Ribadelago

Triste y de semi abandono, esa es la desgraciada realidad de una tierra en la que nacieron mis antepasados y en la que verano tras verano (y no he faltado ni uno), he pasado al menos un fin de semana. Y ya sea verano o invierno, el caso es que el parque natural del Lago de Sanabria tiene un atractivo especial que valoramos a voz en grito pero que defendemos a medias o a nada.

Todos los veranos se producen incendios que asolan parte del entorno, y nos acordamos del Lago en fechas señaladas, en verano sobre todo y en las fiestas, y como no todos los 9 de enero. Quien conoce la zona, ha subido el plano de las vagonetas o ha recorrido las decenas de rutas de su entorno valora por encima de todo lo natural y lo necesario que es mantener el Lago y sus alrededores cuidados y libres de locuras arquitectónicas. Alguna más se proyecta, a parte de la del funicular, que me temo nadie queremos en el Lago.

Me contaba mi madre que mi abuelo lloraba por no poder haber estado para echar una mano en su tierra en aquel desgraciado día. Mi abuelo nació en Castromil, era Guardia Civil y me contaba decenas de historias sobre el Lago y alrededores cuando era pequeño. Me contó también y lo recuerdo emocionado aquella impotencia de no poder estar y ayudar en aquellas labores de rescate que entonces en aquellos años realizaron, la Guardia Civil, el ejército, la Sección Femenina y el Frente de Juventudes.

En aquellos años los recuerdos de mi familia relataban que en los colegios se hicieron colectas para los damnificados de Ribadelago, ¿llegó aquella ayuda? o se quedó en las 95.000 pesetas que fueron las pagadas en la indemnización por hombre fallecido, o en las 80.000 pesetas por mujer y 25.000 por niño, aquí volvió a discriminarse a la mujer, pero claro eran otros tiempos, que ironía. Si que hubo un juicio largo en el que no hubo mandatarios que fueran a la cárcel, ese si que fue el resultado de aquella triste tragedia que hoy me vuelve a pasar por la cabeza como cada 9 de enero.

Pero aunque los años han pasado y las cosas han cambiado, el Lago y su tragedia parece que solo se recuerda en estas fechas. Proyectos faraónicos de funiculares, y ni se pueden enumerar las mil y una locuras que se han intentado, aparcamientos de pago que critica todo el mundo, y la conservación de un entorno natural privilegiado del lago de origen glaciar más importante de Europa, eso si es importante, pero el reconocimiento a la necedad humana y la falta de escrúpulos para con los muertos eso no lo ve nadie. Mucho se habla de memoria histórica, pues bien, esta es la memoria que hay que intentar que no se pierda, y no ya por que Franco y los que proyectaron aquella obra fueran los que tuvieran o no la culpa, sino por que 144 zamoranos perdieron la vida por la falta de previsión y a causa de la gana de enriquecerse de algún que otro empresario o "listo" que entonces eran pocos y muy amigos del poder establecido o régimen dictatorial. 

La Diputación de Zamora consignaba 50.000 euros el año pasado para la construcción y puesta en marcha del Museo en Memoria de las Víctimas de la Tragedia de Ribadelago, con independencia de las aportaciones que puedan hacer otras administraciones públicas como el Gobierno de España, a través del Ministerio de Fomento, la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Galende. Y ahí se quedó, el Ayuntamiento de Galende aún o no ha hecho la petición formal o no se ha comunicado la misma.

Y este será el año 59 de espera al reconocimiento de aquellas víctimas que solo tienen un monumento en el pueblo que vio pasar la vida de 144 de sus habitantes, ¡ah! y se me olvidaba, una exposición fotográfica en la Casa del Parque del Lago que visito cada vez que paso por allí.

Esperemos que el año que viene al menos se hayan empezado las obras, y que la dignidad de la muerte y que la sin razón de aquella tragedia nunca más se repita, un museo, el reconocimiento y respeto por aquellas familias será el sino y la honra.

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