La Rúa de Zamora se apaga un poco más: cierra La Tahona, el único bar abierto en esa calle
La persiana bajada de La Tahona de la Rúa no es solo el cierre de un negocio más. Es, para muchos zamoranos, la constatación de una realidad que avanza en silencio: la pérdida progresiva de vida cotidiana en el corazón histórico de la ciudad. Desde el Teatro Ramos Carrión hasta las inmediaciones de la Catedral, en línea recta por la Rúa de los Francos, ya no queda ningún bar ni cafetería abierta.
El cierre ha sido inesperado para los vecinos habituales, acostumbrados a que La Tahona fuera ese punto fijo en una calle cada vez más vacía de negocios. Precisamente por eso, su ausencia pesa más. La Rúa de los Francos, uno de los ejes históricos y turísticos de Zamora, queda ahora desierta durante gran parte del día, con locales sin relevo y un tránsito que se limita a visitantes ocasionales.
Este nuevo cierre reabre una pregunta incómoda: ¿qué modelo de casco histórico quiere Zamora? Porque sin comercio, sin bares, sin servicios básicos, el centro se convierte en un decorado. La hostelería y el pequeño comercio no son solo actividad económica; son elementos vertebradores, generan movimiento, seguridad, encuentros y rutina. Sin ellos, la ciudad antigua se apaga.
Vecinos y visitantes coinciden en el diagnóstico: cada cierre es una renuncia más. Y aunque las causas son múltiples —falta de relevo generacional, costes, estacionalidad—, el resultado es el mismo: un casco antiguo cada vez más silencioso, más vulnerable.
La Tahona de la Rúa ya no abrirá. Pero su cierre debería servir, al menos, para encender un debate urgente sobre el abandono comercial del centro histórico.