Tienen que desplazarse a Burgos o Valladolid para poder ingresarse con el objetivo de tratar sus trastornos de alimentación. Por ello, la Asociación Zamorana contra la Anorexia y la Bulimia de Zamora (AZAYB) ha solicitado “una unidad con camas para nuestras chicas” con el objetivo de evitar desplazamientos y ser atendidas en la ciudad, tal y como ha demandado Victoria López, psicóloga de la asociación. También ha demandado un centro de día “para hacer terapia” y donde se les haga un control de la alimentación.
La bulimia y la anorexia son “un grave problema sanitario y social” con una prevalencia que ha aumentado en número y en rango de edad; ya hay casos de niñas de ocho y diez años, “pero no es lo normal”. También en mujeres cuando llegan a la menopausia con los “cambios hormonales”.
La anorexia nerviosa (AN) es una enfermedad psiquiátrica englobada dentro de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA).
Se caracteriza por una pérdida de peso exagerada, debido a una ingesta de alimento muy reducida. La preocupación por la comida y el horror a convertirse en personas obesas forman lo esencial de este trastorno.
El estar delgado se convierte en una idea sobrevalorada que guia a todos sus actos y que adquiere proporciones delirantes. Es común que este trastorno se inicie después de que la paciente haya seguido una dieta por verse algo gruesa.
Las anoréxicas presentan alteraciones en su imagen corporal sobreestimando el tamaño de todo su cuerpo o partes del mismo, lo que hace que se vean obesas aún estando manifiestamente delgadas. El miedo patológico a convertirse en "gordas" guia todos sus rituales alimenticios. La edad de mayor incidencia de este trastorno está entre los 12 y los 24 años.
Por su parte, la bulimia nerviosa (BN) es una enfermedad psiquiátrica englobada dentro de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA).
También se caracteriza por la idea sobrevalorada de adelgazar que se refleja en una extremada preocupación por el peso y la forma corporal.
Así como las anoréxicas mantienen control respecto a la ingesta, en el caso de las bulímicas ocurre todo lo contrario, es decir, padecen una pérdida subjetiva del control de la ingesta. Suelen aparecer episodios de atracón junto a episodios bulímicos.
En estos atracones utilizan alimentos que no se permiten comer en otras ocasiones, alimentos ricos en calorías. El atracón se trata de un comportamiento secreto, sienten temor a ser descubiertas. Suelen sentir emociones negativas antes y después del atracón.
Otras características de la bulimia son las conductas de purga: vómitos, uso de laxantes y diuréticos, anfetaminas, ejercicio físico desmedido. Estos son los mecanismos que usan para perder peso. Éstos suelen aparecer después de la ingesta de alimentos y el número de veces que los usan es muy variable.
Su preocupación por mantener el peso que ellas consideran ideal toma forma de idea sobrevalorada. Igual que en la anorexia, se dá la alteración de imagen corporal, viéndose el miedo mórbido a convertirse en obesas. La bulimia es un trastorno más difícil de detectar, porque su peso suele estar en los limites normales y sus características peculiares como el comer incontrolado y el vómito autoinducido, son cosas que el paciente hace en secreto. La edad de aparición suele oscilar entre los 18 y los 25 años.
Unas enfermedades que afectan a hombres, pero especialmente a las mujeres “por la presión que sufrimos desde que nacemos con eso de ser perfectas”. Ello conduce a este tipo de trastornos que tienen causas multifactoriales y que afectan “a la persona por completo”; problemas emocionales, relación social, gestión de conflictos ya que es “muy completa y muy grave”.
Los afectados “acuden a la asociación como último recurso. Cuando los padres son conscientes, ya hay detrás una historia de años porque nunca piensas que tu hija tenga un problema que se va cronificado hasta que da el salto a estar muy mal”.
Según un estudio de la asociación, una de cada cuatro chicas de Zamora de tercero de la Educación Secundaria Obligatoria “estaban en riesgo de padecer anorexia. Un padecimiento que se deja ver en conductas de riesgo como dietas restrictivas, reducción de la cantidad de comida, saltarse comidas, atracones y vómitos, pérdida de peso excesiva, acudir al lavabo con frecuencia tras la alimentación o mirarse constantemente al espejo.
El dolor mental o sufrimiento es distinto en cada familia, asi como la repercusión en cada uno de sus miembros. Este dolor es diferente en cada etapa de la enfermedad. Tolerar el dolor y estibarlo adecuadamente, como si de una carga se tratase, es una condición necesaria para afrontar el problema, pero no única. Pensar y reorganizarse, adaptarse y pedir ayuda es otra función fundamental familiar. La capacidad de hacer frente al paciente con anorexia nerviosa o bulimia nerviosa exige autoridad y decisión donde “hay sufrimiento por parte de las que lo padecen, pero desde las familias es alucinante porque hacen frente a la incomprensión y la soledad”.