La Catedral celebra una misa en memoria del Obispo de Zamora, fallecido hace un año

Un año después de la muerte del obispo de la diócesis de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, la Catedral acogió la celebración de una eucaristía en su memoria.

La homilía estuvo dirigida especialmente a los hermanos del prelado fallecido.

"Estimados hermanos de D. Gregorio, Agustín y Victoria, Angelines y Rafa, sobrinos, familiares; querida comunidad diocesana presente esta mañana en esta celebración, amigos todos".

"Hace un año fallecía D. Gregorio Martínez Sacristán, obispo de esta diócesis durante casi trece años. Su frágil salud, entonada a raíz del trasplante de riñón, a finales de 2017, se vio agravada a mediados de agosto, con el desenlace fatal el día 20 de septiembre, al mediodía.

En su trayectoria como obispo de la diócesis, fue probado, casi desde los comienzos de su ministerio episcopal, en la experiencia de sufrimiento y cruz, que le acompañó hasta el final de sus días. Resistió, como pudo, los envites del dolor hasta entregar su vida al Padre.

Su periodo entre nosotros, después de la primera intervención renal que padeció, fue una constante lucha entre lo que pretendía en su misión pastoral como obispo, y la respuesta de las propias fuerzas personales para llevar a cabo la tarea; en definitiva, entre lo que quería y lo que, en más de un momento, no podía; entre su afán de entrega y las limitaciones que le marcaba la enfermedad, que se resistía a aceptar.

Varias intervenciones quirúrgicas y un sinfín de controles sanitarios jalonaron su vida en el deseo constante de la mejor recuperación posible para desarrollar la tarea apostólica que la Iglesia le había encomendado; y que él, con dedicación pastoral y celo ministerial, pretendía llevar a cabo.

Lo que se entiende por "mal enfermo", cuando nos referimos a las personas en situaciones de continúa enfermedad no asumida, hizo que sus cambios de humor estuviesen condicionados por lo que interiormente vivía, y solo Dios lo sabe, y lo que externamente manifestaba, que se traducía en un profundo dolor por no poder hacer, por no poder llegar a lo que quería; que le causaba desazón y enfado".

 

Comentarios