El Hospital de la Encarnación en Zamora, fundado en 1629, fue por siglos un símbolo de solidaridad en la ciudad, asistiendo a los enfermos y marginados. Construido gracias a la visión y recursos de los hermanos Isidro y Pedro Morán Pereira, este hospital surgió con el objetivo de brindar ayuda a quienes no tenían acceso a cuidados. Encargado a Juan Gómez de Mora, arquitecto de confianza de Felipe III, el diseño arquitectónico del hospital reflejaba una mezcla de sobriedad y elegancia barroca, con arcos y columnas dóricas que definían un espacioso patio interior.
A pesar de que el hospital no era un psiquiátrico en el sentido actual, durante siglos acogió a pacientes con una variedad de padecimientos, incluyendo enfermedades mentales. En una época en la que la ciencia médica era limitada, muchos de estos pacientes eran internados más por contención que por tratamientos eficaces. Esta atención rudimentaria, sin embargo, reflejaba la voluntad de cuidar a los más vulnerables en una era en la que no existía una red de salud pública.
En el siglo XVIII, con el estallido de conflictos bélicos como la guerra con Portugal, el hospital se adaptó para atender a soldados heridos. Estas ampliaciones incluyeron la adición de un pabellón proyectado por Manuel Godoy, el cual consolidó la reputación del hospital como un pilar asistencial en Zamora. Finalmente, en el siglo XX, el edificio fue rehabilitado y transformado para convertirse en la sede de la Diputación Provincial de Zamora,