Cuando el Belén cuenta una vida: el pregón íntimo de Narciso Prieto en el Teatro Principal

Narciso Prieto pregona la Navidad en el Teatro Principal
El director de la Fundación Caja Rural reivindica la Navidad heredada y compartida, mientras La Morana y la Federación Española de Belenistas subrayan el auge del belenismo con cifras récord de visitantes en Zamora y en toda España

El Teatro Principal de Zamora se llenó de memoria, emoción y tradición para dar la bienvenida a la Navidad. No fue un acto más en el calendario cultural de la ciudad, sino una celebración íntima y colectiva a la vez, con el belén como hilo conductor y la palabra como refugio. El pregón pronunciado por Narciso Prieto, director de la Fundación Caja Rural, se convirtió en un relato personal que trascendió lo individual para hablar de Zamora, de la familia y de una forma de entender la Navidad que se hereda y se comparte.

Prieto abrió su intervención reconociendo la emoción profunda que sintió al aceptar el encargo de pregonar la Navidad en su tierra. “Un regalo”, lo definió, recibido de Zamora, del destino y de la Asociación Belenista La Morana. Desde ese primer momento, el pregón se situó en un terreno emocional: el de la infancia, los recuerdos familiares, los padres, las hijas y los sueños que siguen intactos con el paso del tiempo.

El pregonero evocó una niñez feliz, marcada por rituales que aún hoy conserva: montar el árbol y el belén, abrir las cajas de adornos cargadas de historia, revivir las Nochebuenas familiares. La figura de su madre, cuidadora incansable, y la presencia permanente de su padre, ausente físicamente pero vivo en cada Navidad, vertebraron un discurso en el que la memoria se presentó como un puente entre generaciones.

Esa herencia continúa hoy en su propio hogar, donde la Navidad se multiplica a través de los ojos de sus hijas, Eva y Victoria Alejandra. Para Prieto, la verdadera esencia de estas fechas reside precisamente ahí: en volver a mirar el mundo con la inocencia de un niño y en entender la celebración como un acto de unidad familiar, donde también tienen lugar quienes ya no están.

El pregón amplió después su mirada hacia Zamora, definida como “patria del alma”. Aunque nacido en Madrid, Prieto se reivindicó zamorano por vivencia, sentimiento y orgullo. Recordó las Navidades de la ciudad, la cabalgata, las luces, la ruta de belenes, la calma de las calles y esa sonrisa permanente de la infancia. Y vinculó la Navidad zamorana con su Semana Santa, sobria y silenciosa, a la que se siente unido como hermano y mayordomo, y cuyo valor defendió como proyecto cultural de primer orden para la ciudad.

El belén ocupó un lugar central en el tramo final del pregón. En su casa —contó— conviven dos: uno festivo y creativo, construido en familia, y otro heredado, colocado cada año en el mismo horno de Pereruela donde su padre iluminaba el misterio. Un belén que no es decoración, sino memoria viva. Desde ahí, Prieto elevó el belenismo a alegoría universal: el primer Evangelio hecho figura, un mensaje de humildad, acogida y esperanza en el que caben todos.

El acto había sido abierto previamente por Francisco Iglesias, presidente de "La Morana", quien, ante un teatro a rebosar, puso cifras al auge del belenismo: más de 24.000 visitantes en el belén de la Diputación de Zamora, más de 3.000 en el de La Iglesia de la Magdalena y cifras que se disparan en grandes ciudades, como Vigo, donde el belén que monta la asociación superó ya las 70.000 visitas y rebasó las 200.000 en las pasadas Navidades. Datos que, subrayó, conllevan "responsabilidad y refuerzan la convicción" de que el belén sirve para algo más que la mera contemplación: es un espacio de encuentro familiar, de transmisión de valores y de trabajo colectivo.

Iglesias defendió el belenismo como una labor comunitaria, ligada a la artesanía, a la tradición y al esfuerzo compartido, y destacó el papel de los socios y de las instituciones que confían cada año en el trabajo de La Morana, dentro y fuera de la provincia.

Iglesias dio paso en el turno de intervenciones a María Antonia Martorell, presidenta de la Federación Española de Belenistas, quien agradeció el compromiso de asociaciones e instituciones y subrayó que el belén es mucho más que una escena: es memoria, relato compartido y emoción transmitida de generación en generación. En ese contexto, destacó la idoneidad de Narciso Prieto como pregonero, por su cercanía, su respeto y su conocimiento del mundo belenista.

María Antonia MArtorell junto a Francisco Iglesias

Antes de que el pregonero subiera al escenario, se vivió un momento especialmente emotivo: la entrega de un ramo de flores a Emi, en reconocimiento  a su trabajo en La Morana y como en una etapa personal difícil. Un gesto sencillo y profundamente humano que resumió el espíritu de la tarde.

Homenaje a Emi de la Agrupación La Morana

Así, entre palabras, recuerdos y figuras de barro, Zamora abrió oficialmente su Navidad. Una Navidad que, como recordó el pregón, no es un álbum del pasado, sino un puente vivo hacia lo que somos y hacia lo que queremos seguir siendo.