Las confiterías y pastelerías apuran el día previo a la jornada de Reyes para apuntar los últimos pedidos y entregar los roscones de Reyes a las miles de familias que han apostado un año más por degustar este postre tradicional. Los locales zamoranos llevan desde primera hora de la mañana entre hornos, rellenos y la caja registradora en un día de prisas en la que se mezclan los zamoranos más avezados y los más rezagados.
Apenas cabe un alma en el interior de los locales, mientras las colas se extienden incluso a la calle en una frío jornada más propia de la Navidad, pero que a buen seguro merecerá la pena cuando el roscón presida la mesa tras la última gran comida y reunión familiar con motivo de estas fiestas.
Así, los establecimientos de elaboración de dulces artesanales de Zamora alargan al máximo su jornada para aprovechar el tirón de estas fiestas y la preferencia de quienes siguen anteponiendo lo artesano a la elaboración industrial de los supermercados, donde los roscones se agolpan congelados en las cámaras frigoríficas.