De 1982 a 2025: la huelga que vuelve a encender la protesta médica en Zamora

Cuarenta y tres años después de la histórica huelga nacional que sacudió la sanidad española, los médicos zamoranos paran hasta el día 12 por reivindicaciones que siguen marcadas por la precariedad, la falta de personal y un estatuto profesional que consideran obsoleto
 
Planta hospitalaria en el Virgen de la Concha
photo_camera Planta hospitalaria en el Virgen de la Concha

La sanidad española vuelve a mirarse en un espejo que creía del pasado. El Complejo Asistencial de Zamora afronta hasta el viernes, día 12, una huelga convocada por el Sindicato Médico (CESM) en un momento especialmente crítico para el sistema sanitario, marcado por la escasez de profesionales, que golpea con fuerza al medio rural, la temporalidad prolongada y una sobrecarga asistencial ya "insumible". 

Este escenario conecta de forma inevitable con otro episodio clave: la gran huelga médica nacional de 1982. Aquel paro, que culminó el 7 de junio de aquel año tras semanas de intensas negociaciones, supuso una de las movilizaciones más significativas de la sanidad española. Los facultativos protestaban entonces por la precariedad del personal, la falta de reconocimiento y la inexistencia de un estatuto profesional claro que ordenara funciones y condiciones. Aquella oleada de protestas se extendió por todas las comunidades autónomas del país y demostró la capacidad de movilización del colectivo médico, decidido a dignificar sus condiciones y a defender la calidad del sistema.

Cuarenta y tres años después, el eco de esas reivindicaciones vuelve a resonar en Zamora. Aunque la profesión ha vivido avances desde los años ochenta —pese a los retrocesos derivados de la crisis de 2008—, el sindicato convocante insiste en que los problemas estructurales permanecen: un estatuto que no ha evolucionado al ritmo que exige la práctica médica actual, jornadas excesivas, rotación constante y una temporalidad que dificulta la estabilidad de las plantillas.

Pero el principal desafío, subrayan, es la falta crónica de profesionales, especialmente aguda en un territorio envejecido y disperso como la provincia de Zamora. En muchos consultorios rurales, cubrir guardias, consultas y urgencias se ha convertido en un rompecabezas diario.

Tras el puente festivo de la Constitución y la Inmaculada no se sabe el impacto real que tendrá la huelga. Por ahora, se desconoce cómo afectará a las consultas, a las intervenciones quirúrgicas y al funcionamiento cotidiano del Complejo Asistencial. Habrá que esperar a los datos que faciliten la Junta de Castilla y León o los propios sindicatos médicos para medir con precisión el seguimiento y las consecuencias del paro.

Como en 1982, la protesta actual no se limita a una cuestión laboral. También pretende lanzar una advertencia sobre la fragilidad del sistema y la urgencia de actuaciones de fondo para evitar su deterioro, especialmente en provincias donde cada médico sostiene una parte decisiva de la asistencia.

Casi medio siglo separa ambas movilizaciones, pero la conexión es indiscutible: profesionales al límite, un estatuto que no se ajusta a la realidad asistencial y un sistema sanitario que necesita reformas profundas para sobrevivir. 

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