Investigaciones recientes vuelven a situar al arándano rojo entre los alimentos más recomendados para proteger el sistema urinario y prevenir trastornos renales. Según Monserrat Rodríguez León, directora de la Licenciatura en Ciencias de la Nutrición de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), esta fruta ha demostrado una notable capacidad para reducir infecciones urinarias, gracias a su efecto antibacteriano.
El consumo regular de jugo de arándano podría disminuir hasta en un 40% la incidencia de infecciones del tracto urinario, tanto en mujeres como en hombres y niños. Este efecto se asocia a compuestos naturales presentes en el fruto que dificultan la adhesión de bacterias a las paredes del aparato urinario.
Además de su acción preventiva en el sistema urinario, el arándano rojo se vincula con beneficios cardiovasculares. Estudios citados por Rodríguez León muestran que su ingesta favorece la reducción del colesterol LDL (conocido como “malo”), contribuye a elevar el HDL (“bueno”) y ayuda a mantener estables los niveles de presión arterial. Estos efectos pueden jugar un papel clave en la prevención del síndrome metabólico, una condición relacionada con un mayor riesgo de enfermedad renal crónica.
La lista de propiedades atribuidas a esta fruta se amplía aún más: desde la prevención de úlceras gástricas —por su capacidad para combatir la bacteria Helicobacter pylori— hasta la inhibición del crecimiento tumoral en órganos como la próstata, el pulmón o la vejiga. Según la especialista, esto convierte al arándano rojo en un alimento funcional con potencial anticancerígeno, antiviral y antiinflamatorio.
Su riqueza en antioxidantes y micronutrientes esenciales respalda su inclusión en una dieta equilibrada. Desde la comunidad médica y nutricional se subraya que su consumo, lejos de limitarse a un enfoque preventivo, puede integrarse como parte de estrategias complementarias para el bienestar general.
Junto a este tipo de frutas, otros ingredientes naturales como el vinagre de sidra, el zumo de limón, la sandía o la granada también son valorados por sus propiedades depurativas y su capacidad para apoyar la función renal. No sustituyen tratamientos médicos, pero sí representan aliados útiles para quienes buscan cuidar sus riñones mediante la alimentación.