Este miércoles, la ciudad de Toro ha acogido el Jubileo de las comunidades de vida contemplativa de la Diócesis de Zamora, un encuentro fraterno que ha reunido a las monjas de clausura en una jornada de convivencia, oración y reflexión.
El día comenzó en la residencia San Agustín, donde las religiosas compartieron una Oración jubilar cargada de sentido espiritual y comunión. Más tarde, en la capilla del Seminario San Atilano, se rezó la Salve, como gesto de amor y consagración a la Virgen María.
Ya en el convento de las Dominicas, tuvo lugar una presentación de las comunidades contemplativas, seguida de una reflexión sobre la sinodalidad en la vida de clausura y en la Diócesis, destacando la riqueza de este carisma dentro del caminar conjunto al que la Iglesia está llamada.
La jornada concluyó con una comida fraterna y la celebración de la Eucaristía, presidida por el obispo de Zamora, Fernando Valera, que dirigió unas palabras de aliento y gratitud a las monjas contemplativas por su silenciosa pero fecunda misión en el corazón de la Iglesia.
Este jubileo ha sido una ocasión de gracia para renovar el compromiso vocacional y visibilizar el valor insustituible de la vida contemplativa, que sostiene con su oración y entrega la vida de toda la comunidad diocesana.