Sin embargo, lo que debería haber sido una celebración sin contratiempos, se vio en parte deslucida por la contraprogramación del Ayuntamiento, que decidió organizar dos verbenas simultáneamente, restando atención a este festejo taurino tan arraigado en la cultura local. Hay tradiciones que aunque se intenten hundir resurgen con más fuerza ante los intereses de unos u otros.
La edición nocturna de este año no fue fácil para los valientes que, a pesar de las distracciones, se acercaron para desafiar a los astados y alcanzar el preciado vino. Como es costumbre, una gran cuba situada en el centro del albero aguardaba a los corredores que, armados de valor, intentaban llegar a ella para saciarse del vino que simboliza la celebración. Entre los momentos más destacados de la noche estuvo la tradicional carrera por el pañuelo atado al toro, que en esta ocasión fue ganado por Román, el francés, quien se llevó el premio por su destreza y coraje.
A pesar de las dificultades y la competencia de las verbenas, la Fuente del Vino no perdió su esencia. Hubo lugar para la diversión tanto para los más atrevidos como para aquellos que prefirieron observar desde la barrera, disfrutando de una cena y un buen vaso de vino mientras contemplaban la valentía de los que se lanzaban a la arena. La noche también incluyó una vaquilla, ofreciendo emoción tanto para chicos como para chicas, que no dudaron en sumarse a la celebración.
Esta edición, aunque marcada por la polémica de la contraprogramación, ha demostrado una vez más que la Fuente del Vino sigue siendo un pilar fundamental en las fiestas de Toro. Un evento que no solo atrae a los vecinos, sino que también mantiene viva una tradición que, con el tiempo, ha sabido adaptarse y perdurar en el corazón de los toresanos.