Devoción recompensada

photo_camera Fotos: Marisol Cámara

La noche de Martes Santo regala a cientos de toresanos y visitantes una de las estampas más bellas y esperadas de cuantas se producen en la ciudad de Toro a lo largo de toda la Semana Santa, la procesión del Traslado del Santo Ecce Homo desde el Real Monasterio de Santa Clara hasta la sede de la Cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla, organizadora de esta procesión, la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina.

Además, este año pudo realizarse el recorrido en su totalidad, debido a la suave temperatura y a la ausencia de lluvia, lo que permitió que tanto los Abades como el resto de cofrades disfrutaran de un traslado procesional pleno.

Los hermanos de la Cofradía llegaron con emoción a su cita en el Convento de Santa Clara, donde las religiosas aguardaban el momento de la salida de la imagen del Ecce Homo, Jesús atado a la columna, tras haber concedido el permiso para su traslado, permiso que los Abades en ejercicio solicitaron hace días, como así manda la tradición.

De esta forma, y mientras las Madres Clarisas, tras la celosía que separa su clausura del mundo exterior, entonaban cánticos en honor del Ecce Homo, éste salía de la iglesia del Monasterio, junto a los pasos de Jesús del Perdón y la Cruz Desnuda, con el gran esfuerzo de los cargadores de la Cofradía de Jesús y Ánimas, quienes cada año sacan estos pasos a pulso, ya que, dada la escasa altura de la puerta, no pueden traspasarla con la imágenes cargadas sobre sus hombros.

El Traslado, que comenzó en la plaza de Santa Clara, realizó su tradicional parada ante la puerta de la iglesia de San Julián de los Caballeros, lugar en el que se incorporó a la procesión la imagen de la Virgen de los Dolores, y después continuó su recorrido por la calle El Sol, la plaza de Santa Marina, el Arco del Reloj, la calle Puerta del Mercado, la Plaza Mayor, la plaza Bollos de Hito y las calles San Lorenzo, Rejadorada y Rúa de Santa Catalina, para finalizar en la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina. Durante todo el trayecto, la Banda Municipal de Música "La Lira" acompañó la procesión con diversas marchas.

La imagen del Ecce Homo, que muestra a Jesús sangrante atado a la columna, casi de tamaño natural, es una de las más veneradas en la ciudad de Toro. Es, además, la única talla de la Cofradía de Jesús y Ánimas que se salvó del incendio que el 13 de abril de 1957 asoló la antigua iglesia de Santa Catalina, destruyendo el resto de pasos procesionales.

El Traslado del Ecce Homo es una de las singularidades propias de la Pasión local, declarada en el año 2007 de Interés Turístico Regional. Y momentos como este Traslado demuestran el porqué de este reconocimiento, dado que este desfile procesional congrega en las calles de la localidad a numerosas personas, muchas toresanas, pero también un gran número de visitantes llegados desde de otros lugares, que se acercan hasta Toro para admirar y sentir la devoción propia de esta ciudad y de sus cofrades.

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