La localidad de Villanueva de Valrojo y toda la comarca de la Carballeda y la Sierra de la Culebra amanecieron este sábado con una noticia que ha causado estupor e indignación: el robo de la escultura metálica del lobo aullando que presidía la pradera a la entrada del pueblo, junto a la carretera que conecta con Villardeciervos.
Según las primeras informaciones, el hurto se produjo durante la pasada noche. Los autores habrían utilizado una radial de mano para cortar y desmontar la pieza de hierro que coronaba la roca donde estaba anclada, llevándose consigo un símbolo que no solo representaba al municipio, sino también a toda la comarca.
Un símbolo roto
La escultura, que se había convertido en un icono de la zona, recordaba la importancia del lobo en la fauna y en la identidad de la Sierra de la Culebra, donde su aullido forma parte del patrimonio natural y cultural.
Vecinos de Villanueva de Valrojo han mostrado su enfado y tristeza por un suceso que califican de “deleznable”, al atentar contra un elemento que nada hacía más que embellecer el entorno y reivindicar la riqueza natural de la comarca.
Denuncia y condena vecinal
El hecho ha sido denunciado ante la autoridad competente, que ya investiga lo ocurrido. Mientras tanto, la condena popular es unánime en la zona: “Es una falta de respeto a lo comunitario, a la naturaleza y a la convivencia”, señalan los habitantes.
Muchos reclaman que, una vez identificado el autor o autores, se obligue no solo a reponer la escultura robada, sino también a compensar el daño con una sanción ejemplar y trabajos en beneficio de la comunidad.
La voz de la comarca
El robo del lobo de hierro es mucho más que la desaparición de una figura decorativa: es la pérdida temporal de un emblema que recordaba a vecinos y visitantes la esencia de un territorio marcado por la naturaleza salvaje y la convivencia histórica con el lobo ibérico.
En Villanueva de Valrojo, la esperanza es clara: que el símbolo regrese a su roca y que el respeto por lo común vuelva a imponerse sobre los actos vandálicos.
Un aullido menos en la pradera, un motivo más para defender el patrimonio de todos.
