Son las 10:30 horas y suenan las campanas en Cabañales, repiquetean pero no abren las puertas de la iglesia conventual, es Jueves Santo pero no hay rasos verdes ni peinetas. Cabañales no despide a su Virgen de la Esperanza porque ya está en la Catedral.
Zamora no tiene procesiones pero los zamoranos pueden salir de casa. Cuanto nos ha cambiado la vida en un año y en dos años. Que diferentes los últimos Jueves Santos. No queda hueco para quejarse y sí para mirar al futuro con Esperanza.
Galería de fotos de Marcos Vicente.
La plata sobre su cabeza brilla como nunca aunque no le de el sol pero una luz se cuela en la Santa Iglesia Catedral y le ilumina el rostro y la corona. Ella, alejada del altar principal, al lado del coro, al lado de su gente, rodeada de zamoranas y zamoranos, de esos cofrades de luto o de raso, de los de acera y madrugones para llegar a Cabañales, el Puente de Piedra, Balborraz, Plaza Mayor o Catedral. Cofrades bajo un manto de estrellas y un verde esperanza que saldrán el próximo año a decirle a la ciudad que hay futuro y que hay que agarrarse a él.
Fue un Jueves Santo sin procesión pero con Esperanza, con la música del Maestro Cerveró sonando para su Esperanza, con el Dolor de muchas madres y con su Saeta sin Balborraz y sin sol. Fue un Jueves Santo de Maestro Nacor Blanco en la Santa Iglesia Catedral para tocarle a la Esperanza, dos años después y un año antes de que vuelva a repartir Esperanza por las calles de Zamora.